Ardor

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Diamante se plantó frente a la puerta de la habitación de Serenity, su corazón latiendo con fuerza. Había pasado días atormentándose por la revelación de que su hermano Zafiro había estado con ella. Con un suspiro profundo, empujó la puerta y entró.

Serenity estaba sentada en el borde de su cama, su mirada perdida en el vacío. Al verlo, su rostro se iluminó brevemente, pero rápidamente se apagó al recordar la tensión entre ellos.

-Diamante... -murmuró, sin saber qué más decir.

Él dio un paso adelante, su voz temblando de emoción contenida.

-No puedo dejar de pensar en lo que hiciste -dijo, sus ojos fijos en los de ella-. Te entregaste a Zafiro. A mi hermano. Aún no comprendo por qué no te entregaste a mí si sabes cuánto te amaba.

Serenity sintió cómo las palabras le atravesaban el corazón como dagas.

-Fue solo una noche... -respondió ella, su voz quebrada-. Necesitaba sentir algo diferente, quería sentirme viva. Sabes que he pasado por mucho; la muerte de mi madre, mi captura... Todo está reciente y confuso. Quiero que me entiendas; solo fue un momento de debilidad.

Diamante frunció el ceño, la frustración y el dolor inundando su ser.

-¿Momentos de debilidad? ¿Eso es lo que somos para ti? -preguntó, su tono volviéndose más intenso-. Esta es la forma de olvidar lo que realmente sientes por mí. Traicionaste el amor que te di; Serenity, has sido muy cruel conmigo.

Ella bajó la mirada, incapaz de sostener su mirada.

-Lo sé... -admitió ella-. Pero contigo todo es complicado; tú eres el asesino de mi madre, Diamante.

Diamante sintió que la rabia y el deseo se entrelazaban en su pecho. Sin poder contenerse más, dio un paso firme hacia ella y la tomó por la cintura con fuerza, acercándola a él.

-Aunque lo sea, no puedo soportar esto -dijo, su voz grave y cargada de necesidad-. No puedo dejar que te alejes de mí.

Serenity lo miró, sorprendida por la intensidad de su mirada. Antes de que pudiera reaccionar, Diamante inclinó su rostro hacia ella y sus labios se encontraron en un beso profundo y apasionado. Era un beso lleno de desesperación, anhelos reprimidos y promesas no dichas.

Mientras sus labios danzaban juntos, Diamante comenzó a murmurar un poema, dejando que sus emociones fluyeran como un río desbordante:

En el silencio de la noche oscura,
tu luz brilla como un faro eterno,
cada estrella en el cielo murmura
el eco de un amor que arde interno.

Eres el susurro del viento suave,
la melodía que calma mi tormenta,
en tus brazos encuentro el viaje
hacia un mundo donde el dolor se ausenta.

Tus ojos son océanos profundos,
donde me pierdo sin miedo ni prisa,
cada mirada es un lazo fecundo,
tejiendo sueños en dulce brisa.

Eres fuego que consume mi ser,
una llama que nunca se apaga,
en cada beso quiero renacer,
y en tu abrazo mi alma se embriaga.

Aunque el pasado nos pese en la piel,
y sombras nos sigan con su pesar,
te prometo que juntos seremos miel,
unidos en este mágico amar.

Así que dame tu mano, princesa,
déjame mostrarte lo que es vivir;
en este instante de pura belleza,
te haré sentir lo que es existir.

Con cada palabra, sus manos comenzaron a explorar el contorno de su cuerpo, acariciando su cintura y subiendo hacia su cuello con ternura y urgencia. Serenity sintió una mezcla de pasión y confusión; el deseo que había reprimido durante tanto tiempo ahora estallaba con fuerza.

Lujuria lunar +18 (Diamante X Serena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora