No llores #5

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"El mundo nos rompe a todos, mas después, algunos se vuelven fuertes en los lugares rotos"
—Ernest Hemingway.

[Melissa]

Un mes después.

Sábado 19:18 PM.

Las cosas malas... bueno decidieron equilibrarse un poco ya, no hay nuevas malas noticias, mi papá aún no despierta, estuve inundada de responsabilidades, no sabía que hacer, no tenía a nadie más que a Roman y su familia, Clarissa me está ayudando, bueno lo aclaro la contraté, trabaja para mí, sólo le pedí que hiciera lo necesario para mantener estable los negocios, yo no estoy hecha para eso.

Yo no tengo madera de empresaria, no puedo ser del carácter que eso requiere, eso no es para mí, no me gusta vivir en excesos, soy más de lo simple, pero no hay empleos simples pensándolo mejor, de ninguna manera podría sola, no he podido iniciar ninguna carrera, no entré a una universidad porque no sé que puedo hacer, no sé qué es lo que quiero.

Y ahora con esto de mis padres, no tomaré nada porque no me siento lista, aún los necesito y mucho.

Millones de pensamientos por segundos, estoy en el parque de diversiones más grande de la ciudad, Roman regresó a mí después de haber comprado unos brazaletes de la amistad me encantaron así que se lo dije, estuvimos en muchos juegos, nos divertimos aprovechando el verano, las clases acabaron y el lugar está repleto de gente, familias, amigos, parejas, es un lugar hermoso.

Éste lugar, es nuestro lugar especial, mío y de Roman, desde niños tuvimos nuestros veranos aquí con nuestros padres siguiendo nuestros pasos, jugando, riendo, éramos muy felices.

—Oye ¿recuerdas cuando caímos en el carrusel...?— intenta recordarme los buenos momentos que tuvimos.

—Y perdimos un diente por pegarnos con el pedal de nuestros caballitos, si, está en el álbum— terminé asegurándole de que tengo tan presente todo lo que vivimos juntos.

—Y dijimos "ahora si somos iguales" nos quedamos sin helado— siguió recordando con una gran sonrisa.

—Esa noche...— sonreí sintiendo mi piel erizarse.

¿Qué significan estás reacciones en mi cuerpo?.

—¿Tienes hambre?— me pregunta.

—Pero ¿subimos a todos los juegos ya?— le pregunté.

—Nos faltó el de allá— me responde acercándome más señalando hacía un punto.

Miré adonde señaló, las luces en esa bellísima rueda se encendieron, es tan grande, la miré con una sonrisa, miré a Roman, él sólo me miraba a mí.

—¿Vamos?— pregunté.

—Sí ó ¿tienes miedo?— me contesta provocándome.

—Tú eres el miedoso, a mí siempre  me gustaron estos juegos— le respondí.

—Quiero verlo— me asegura.

Ambos subimos, estábamos lo suficientemente mareados ya, pero con miedo nunca, nunca lo admitiríamos, comenzó a moverse.

—Roman ¿qué tienes ahí?— le pregunté al notar algo en sus manos.

—Caramelos ¿quieres?— me ofrece.

—No sé ¿podemos comer aquí?— le pregunté.

—Todos hacen mucho aquí— dijo apuntando con su mentón a los de adelante.

Son novios seguramente, nos reímos aún más imitándolos, él y yo estábamos igual, solteros, aprendimos a venir solos, fue un desastre con nuestras parejas, no era lo mismo, no había libertad y no podíamos estar de acuerdo, de ese día no se habla.

Amigos en matrimonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora