Me equivoque #7

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"Qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos"
—Julio Cortázar.

[Melissa]

Domingo 08:02 AM.

Me despierto de repente veo a Roman dormir a mi lado ¿por qué estoy en su habitación con él en su cama? ¿qué pasó anoche? Apoyo mi mejilla sobre mi brazo apreciando la belleza de Roman, parece un angel, acaricio su cabello, tiene un bonito color castaño claro, acaricio su mejilla ligeramente manchada de pecas, luego su cuello hasta llegar a su pecho, él es tan suave, intenté llegar a tomar su mano, pero Roman despertó y se alejó de mí enseguida.

—¿Qué haces?— pregunta aún algo dormido.

Le sonrío de costado, me acerco más a Roman lentamente, subo mi pierna sobre la suya sin dejarlo de mirar.

—Así que querías dormir conmigo— deduje con un tono coqueto.

Mordí mi labio inferior, Roman me sonríe y suelta una risita la cual al negar con su cabeza un par de veces me hace sonrojar, le da unas palmadas a mi pierna.

—Primero: me asusté no estoy acostumbrado a despertarme con nadie a mi lado jajaja y segundo: cuando llegamos te traje aquí porque mi tía se quedó en tu habitación— me explica.

Sentí un balde de agua helada ser derramado sobre mí al oír lo que dijo.

Que tonta me siento ahora.

Quito mi pierna de encima algo decepcionada no era la respuesta que quería para ser honesta, hasta quiero llorar.

Roman pareció notarlo, me abrazó fuerte acostandome con él, besó mi mejilla suave y lentamente lo suficiente como para disfrutar de la textura de sus labios en mi mejilla.

—Creí que me querías a tu lado— le dije. Ambos salimos de la cama entramos al baño, no tengo mis cosas aquí —. Oye ¿me traes mi cepillo de dientes, ropa, perfume, mi toalla y mi cepillo para el cabello? Por favor, me da vergüenza ir por todo eso estando tu tía ahí— le pedí.

—Melissa, ella debe estar durmiendo, regresa a tu habitación a hacer lo que tengas que hacer— me contesta.

—Ah, perfecto, gracias— contesto molesta.

—Para... no digas nada más, iré yo— me detiene.

—Pero rápido, Roman, tengo hambre, recuerda son cinco cosas— le repito.

Veo en la repisa los perfumes de Roman, siempre usa el que yo le regalé en su cumpleaños y lleva años comprándose del mismo es su favorito, Roman regresó con todo lo que le pedí.

—Tu ropa la dejé en mi cama.

—Bien, gracias.

—De nada.

Cepillamos nuestros dientes juntos, Roman hacía muecas muy graciosas, casi terminé escupiendo toda la pasta dental por la risa.

—Roman, eres un payaso.

—Y te gusta que lo sea.

—Me gusta mucho, de repente siento que no me reía hace mucho tiempo y gracias por ser mi sonrisa día a día.

—Melly, eres muy linda, pero no me lo agradezcas, adoro tenerte aquí y hacerte sentir bien ¿tienes planes para hoy?.

Termino de enjuagar mi boca, lavo mi rostro, me seco con la toalla.

—Quiero ver a mi papá ¿quieres ir conmigo?.

—Sí.

—Pero no te sientas obligado, Roman, de verdad estoy tratando de no estar como pegada a ti todo el día y no por mí, por ti, temo que te moleste tenerme todo el tiempo cerca, así que si tienes que salir con tus otros amigos o algo hazlo.

Amigos en matrimonio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora