Saltando hacía la locura

Capítulo 26:La venganza de Osoro

"La vida esta llena de diferentes momentos, recuerdo que comenzar esta historia fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. En ese entonces tenía las ideas más o menos claras. Ahora que esta apunto de terminar... mi mente divaga constantemente y las ideas son muy borrosas y no estoy segura como deberia llegar su fin. Los que les gusto el final del anterior capítulo y creen que así debe acabar la historia pueden ignorar los siguientes capítulos. Pero este es mí final. Así es como yo consideró que debe terminar esta historia...sin más preámbulos, que se suba el telón"

-¿Quién eres tu? -

Oscuridad. Curiosamente las cosas siempre comienzan así. Por ejemplo cuando somos consevidos, nos desarrollamos en un lugar oscuro hasta que nuestra madre da a luz. Como esta es una ley de la naturaleza, no exite mejor forma que concentrar esta escena en un lugar oscuro. Un joven de cabellos oscuros esta de pie entre las sombras, parece aturdido y confundido hasta que de pronto aparece alguien enfrete de él, ese alguien esta manchado de sangre, los mechones de su cabello caen cubriendole medio rostro, en una de sus manos empuña un cuchillo. De repente con su aparición, el escenario a sido cubierto con un aura roja y aparecen cadáveres en el suelo. Pero el joven no teme y se mantiene firme mirando los ojos rojos del curioso personaje.

-Yo soy tu-Le contesta antes de desaparecer, dejándolo solo en las penumbras.

Los cadáveres también an desaparecido, al igual que aquella aura roja, se fueron junto con aquel hombre. Antes de que él joven se de cuenta hay un niño enfrente de él, en el lugar donde estaba el hombre con el cuchillo. El niño es de cabellos negros, piel palida, ojos grandes de color negro y aparenta estar entre los 9 y los 10 años. Esta vez el nuevo personaje es iluminado con una luz que cae del cielo como un reflector.

-¿Quién eres tu?-

-También yo soy tu- Contestó suavemente, que hablaba significativamente más bajo que el personaje anterior.

-Pero ¿quién soy yo?-

El niño también desapareció, dejando muy confundido al joven. La siguiente en aparecer fue una mujer de cabellos negros muy largos hasta las caderas, su tez era pálida, sus ojos eran negros, estaba embarazada y lucía un vestido blanco.

-¿Y tu quién en eres? -

-Yo soy tu madre- Respondio suavemente la mujer mientras acariciaba cariñosamente su abultado vientre.

Ella no tardo en desaparecer al igual que los otros, dejando al joven el doble de confundido causando que este cayera de rodillas al piso, mirando incredulamente a la nada, mientras la oscuridad parecía consumirlo haciéndolo desaparecer lentamente en la nada. De pronto un reflejo vago aparecio enfrente de sus ojos, una chica de cabellos negros, tez pálida y ojos negros.

-¡Olle espera!- Grito-¿Quién eres tu?-

Lunes.

Un hombre alto, de piel pálida, ojos y cabello negros, que usaba unos lentes de medía luna, estaba en la cocina, moviendo torpemente los instrumentos en un intento de hacer el desayuno. Estaba concentrado en su labor mientras inevitablemente se preguntaba como su esposa podía hacerlo tres veces al día, y además todos los días. Él definitivamente era muy torpe para ese tipo de cosas pero ahora que ella no estaba había aprendido a defenderse, pero sin duda prefería estar encerrado en las cuatro paredes de su oficina. Estaba haciendo el intento de pasar una tortilla de arroz a un plato cuando un escalofrío recorrió su espalda. Su esposa no llegaba hasta dentro de unos días más. Se volteó con su hijo que lo miraba fijamente desde el umbral de la cocina, ya esta vestido y listo para ir al instituto, parecía somprendido por su forma de quedarse allí parado sin decir ni una palabra.