Felicidad [Gajeel Redfox]

I. Nuevos miembros

Capítulo 1: Nuevos Miembros

Isamu sonrió suavemente mientras caminaba de regreso a su gremio, a su costado había un bolso oscuro de color café el cual rebotaba suavemente por los animados pasos de la chica. Sus pequeños labios esbozaron una gran sonrisa al ver el gran letrero de Fairy Tail y ella se adentró dándose cuenta de lo inusualmente tranquilo que se hallaba el gremio.

Una pequeña risita escapó de sus labios y corrió hacia Mirajane la cual le recibió con los brazos abiertos, ambas se abrazaron suavemente y cariñosamente la chica apoyó su cabeza en el hombro de la albina la cual soltó una pequeña risita.

—Ha sido un largo tiempo, Isamu-chan —rio la albina.

—¡Fue más costoso de lo que creía! —habló la azabache y su chibi parecía derretirse— ¡Dos largos meses para una recompensa apenas decente! Lo único bueno fue que las escamas de Wybern se venden bien, por lo que ahora tengo que ir al mercado para venderlas, también traje conmigo los dientes ya que podría hacerle a Levy-chan hermosas plumas mágicas.

—Oh, ¿A qué te refieres con apenas decente? —Mira entrecerró sus ojos sospechosamente.

—...

—Fue tacaño, ¿Verdad? Caray, ¿Por qué siempre te callas esos casos? —recriminó Mira.

—No quería causarle problemas —habló algo apenada e incomoda.

—¿Te dijo algo malo? Dios, ahora mismo prohibiré sus misiones —refunfuñó Mirajane enojada y fue por las misiones de aquel hombre y puso un aviso de que ya no recibirían sus peticiones, junto con quitar los carteles que él envió—. Ahora dime que te dijo.

—Oh... hum... me miró, hacía algunos comentarios por "mi peso" y la forma en la que me vestía —habló apenada la azabache.

—No te dejes llevar por esos comentarios idiotas, eres hermosa tal y como eres —habló suavemente Mira y acarició la cabeza de la chica.

—Yo sé que no soy gorda, pero no me gusta vestir ajustadamente y que me vean con esos ojos —habló triste Isamu.

—Lo sé, lo sé —habló dulcemente la albina y abrazó a la azabache—. Si es necesario golpearé a alguien como en los viejos tiempos, así que no pongas esa carita tristona.

—Bien —habló amortiguadamente la azabache.

—Ahora ve con Levy, ella está muy emocionada por contarte algo sobre un nuevo libro de runas —habló Mirajane y empujó juguetonamente a la azabache la cual le sonrió suavemente y asintió con rapidez.

—¡Si!

—¡Isa-chan! —sonrió emocionada Levy al ver a la chica y corrió a la chica sentando en sus brazos, siendo atrapada firmemente por la azabache la cual rio divertida y dio algunas vueltas con la peliazul en brazos.

—¡Isamu-chan! —hablaron Jet y Droy como saludo.

—Hace mucho tiempo que no te veíamos —habló Jet mirando como Levy estaba tan emocionada por la azabache la cual estaba aprisionada en un abrazo de oso.

—Levy-chan ha estado preguntando todos los días por ti —habló Droy mirando como la azabache cargaba a la de cabellos azules con dulzura.

—¡Fue una larga misión! Ha... el hombre fue realmente malo, pero al menos conseguí cosas interesantes en su mansión —sonrió traviesamente la azabache y sacó de su bolso un libro con algo de polvo.

—¡¿Eso es?! —Levy tomó el libro y lo miró detalladamente y chilló de alegría.

—Verás, dijo exterminio de monstruos simples y al final terminó siendo una misión mucho más difícil de lo que él decía, como tenía una biblioteca cubierta de polvo debido a que había un nido de monstruos parecidos a ratas gigantes, él abandonó la biblioteca por lo que como venganza aproveché para robarle dos libros de runas antiguas, aquí está el otro —Isamu sacó otro libro en mejor estado y Levy parecía estar flotando en felicidad.

—¡Gracias! —chilló Levy y la volvió a abrazar para retirar los libros y sentarse en una mesa a leerlos.

—Para que tú digas que fue una misión difícil, supongo que no fueron educados de su parte —habló con leve molestia Droy, pensando en lo injustos que eran con su amiga por vestir de formas muy holgadas lo que la hace ver rellenita.

—Y apuesto a que también te dieron una paga miserable como para que te "vengaras" —entrecerró sus ojos Jet.

—Etto... —Isamu sonrió nerviosamente y apartó su mirada a otro lado.

—Ha... —suspiraron ambos y se sentaron a cada lado de Levy para empezar a hablar de distintas cosas y ponerse al día con lo que les había pasado esos dos últimos meses.

Los ojos de Isamu bailaron mirando el nuevo Fairy Tail hasta que se posaron en un solitario hombre de largo cabello junto con una mujer de cabellos azules y un vestido muy bonito, una pequeña sonrisa escapó de sus labios al ver a dos nuevos integrantes del gremio y les preguntó a sus amigos los cuales hicieron una mueca de ira contenida y desprecio.

Isamu abrió sus ojos con sorpresa y escuchó atentamente todo lo que le dijeron ambos chicos, Levy había dejado de lado su libro y dio su parte de la historia, la azabache frunció el ceño enojada al saber que su tierna amiga fue dañada por el azabache, pero luego se calmó al ver como ella no estaba enojada ni molesta, por lo que una externa como ella no tenía derecho a enojarse por la chica de cabellos azules, aparte de que Jet y Droy estaban lo suficientemente enojados como para escupir veneno en cada una de sus palabras.

No era de extrañar que ambos magos estuvieran solos, ambos eran exmiembros de Phantom Lord y habían causado mucho daño al gremio, por no decir que lo destruyeron y amenazaron a toda magnolia con la destrucción total. Mirando fijamente Isamu se dio cuenta de la mirada que tenía la chica de cabellos azules y el azabache, ambos tenían una mirada inexplicable, como si se estuvieran reteniendo ante la forma pacífica y animada del gremio.

Los ojos azules de Juvia brillaban con anhelo y admiración, mirando la atmosfera tranquila y animada del gremio con tanta emoción que inconscientemente escapó una pequeña risita de sus labios, luego miró al azabache el cual estaba incomodo por las miradas de la gente y el aislamiento que estaba recibiendo, pero se veía un brillo en sus ojos, como si hubiera estado solo mucho tiempo y luego mirar cómo era una familia y amigos le era suficiente.

Parecía que ambos no eran tan malos como parecían, solo habían perdido su rumbo.