Felicidad [Gajeel Redfox]

XI. Cerezo arcoíris

Capítulo 11: Cerezo arcoíris y Carrera de resistencia de 24 horas

Isamu rio divertida mientras apoyaba su hombro en el del azabache, desde la conversación con las chicas habían pasado semanas y en un abrir y cerrar de ojos ya era hora del Hanami de Fairy Tail, un hermoso festival en donde el cerezo de magnolia se volvía arcoíris y había un gran bingo de Fairy Tail junto con una comida en la parte trasera del gremio.

La maga de burbujas, había invitado al azabache a ir con ella al bingo y pasar el día juntos, por lo que el mago no se negó debido a que no tenía nada planeado concretamente aparte de estar solo todo el tiempo, así que fingió pensarlo un poco para luego aceptar la invitación de la chica.

El día realmente fue un maravilloso espectáculo, pero lo que más se esperaba era la noche con el festival nocturno y el espectáculo del árbol del parque central. Un suave tarareo escapó de los labios de la chica mientras el azabache bufó levemente mirándola comer su manzana acaramelada, Isamu se había armado de valor al usar un kimono por lo que su pecho tenía un pequeño escote y su trasero resaltaba con la presión de la tela, Gajeel tragó en seco mirando como la chica lamía el duro caramelo de la manzana en sus manos mientras le abrazaba el brazo.

Sudor frio recorrió su espalda sintiendo la esponjosidad en su extremidad y el suave aroma fresco de la chica a su lado, paciencia, paciencia y autocontrol.

—¡Mira Gajeel! —habló maravillada la chica y el azabache dejó de prestarle atención al escote mirando hacia el canal en el centro de la ciudad, un gran barco con una maceta gigante flotaba por el rio llevando consigo un gran árbol colorido.

—Whoa... —jadeó sorprendido el asesino de dragones, estaba sorprendido por la belleza del árbol y el resplandor que emitían cada una de sus hojas.

—Es hermoso... —habló con una pequeña sonrisa la azabache mientras las luces se reflejaban en su rostro y sus ojos brillaban, nunca podría acostumbrarse a la magnificencia que tenía aquel viejo árbol colorido.

—Hermoso... —murmuró Gajeel mirando el brillo que parecían desprender esos ojos azules grisáceos y el brillo en el rostro emocionado de la chica a su lado.