Capítulo 6

101 19 14
                                    

Carol
----------------------

¡Vamos, Carol! Ya está, hiciste lo que debías, es lo que somos, es lo que hacemos.

No.

Este ha sido mi debate mental durante las últimas cuatro horas después de regresar de la casa de Aaron; es el primer hombre en tratarme diferente, en verme como algo más que una máquina de diversión, en hacer algo distinto conmigo estando a solas en un cuarto. Y mira como le pagué, quería estar conmigo, lo dejé solo, confió en mí y me robé su dinero, como toda una cualquiera. Joder, nunca había sentido este asqueroso sentimiento de remordimiento; le robé a un niño adinerado, ¿Por qué me atormenta?

—Abu, no me da tiempo cocinar, voy a pedir comida, ¿Qué pido?—Le pregunto a mi abuela que está sentada en la galería admirando las flores del pequeño jardín de nuestro balcón.

—Ham... hamburguesa.

—Vamos abue, sabe que eso no, es un alimento con exceso de grasa.—como técnica extra, la abrazo por los hombros.

—¿Y si...este es mi último deseo?

—Ya me ha manipulado con eso antes, ya no más, pediré ensaladas y pan.

—En... entonces no comeré nada.

Me arrodillo ante ella, viéndola a los ojos expresando tristeza.

—Abu, todo lo que hago y he hecho, ha sido por usted, usted es mi motivo a seguir, no puedo permitir que acelere su muerte, necesito que siga viviendo por mi, por favor... sin usted a mi lado, no podré ir a ninguna parte. ¿Sí?

Odio tener que usar esto cada vez, pero es lo que funciona. Después de todo, no miento.

—Lo...lo siento hijita, soy una malagradecida.

—No no, sé que las hamburguesas son muy ricas y adictivas.—admito recostando mi cabeza sobre sus piernas y rodeando su cintura con mis brazos.

[***]

Son las seis de la tarde, ya he podido lograr que mi abuela se alimentara y tomara sus medicamentos, ya arreglé mis cosas para el club, traigo puesto un jean azul, blusa blanca, chaqueta negra y botas, estoy lista para ir al grupo de apoyo, y sobre todo para enfrentar el rostro de Aaron después de lo que hice, bueno, no sé si pueda hacerlo.

Aún falta mucho para Diciembre y ya el frío empieza a joder; aunque estoy ansiosa porque llegue, Diciembre, mes de alivio, cuando encuentro donde dejar mi máscara.

Mi abuela no sabe en qué trabajo, ¿Cómo le explico a una señora de sesenta y seis años que hay una diferencia entre ser stripper y ser prostituta?, Claramente creerá que me acuesto con hombres por dinero por más que intente explicarle que solo los seduzco.

Ella duerme en el cuarto, así que puedo fumar en la galería para despejar un poco mi mente; saco un cigarro de mi chaqueta, enciendo y tomo una calada, expulso y continúo, sin darme cuenta empiezo a imaginar qué le diré y/o cómo miraré a Aaron; seducirlo sería la manera más eficaz, pero ya no quiero jugar sucio. Al menos no por el momento.

Oye.. siento lo de esta mañana.

Mierda, no podré decir eso, yo nunca pido disculpas.

Hola Aaron, yo... lamento lo de...

¡Al diablo con esto! Me paro de la silla y decido ir a visitar a Martha. Es mi única amiga en la ciudad, de hecho, gracias a ella tomé la decisión de buscar ayuda para dejar las drogas.

Le dejo una nota a mi abuela: «No volveré hasta las 8:00, si necesitas algo, presiona el botón».

Saco mi moto del garage, y conduzco hasta la casa de Martha. entré en pánico por un momento al ver un Mercedes-benz por las calles, pero luego supe que esa marca no fue fabricada solo para Aaron.

MEPHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora