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Cuando le segunda ola llegó, intentó sujetarse a algo, pero Sparta no pudo con la potencia en la que venía el agua. Tragó un poco de ella, y perdió el conocimiento.

Despertó en una plataforma de madera que flotaba como si fuera una balsa. Miró sus piernas, estaban bien, solo que con hematomas. Tocó su cuello y notó algunos arañazos, sus brazos tenían cortes, pero no era tan grave.

Cuando miró su hombro le dieron náuseas, se le veía el hueso, la carne desprendida seguía ahí, colgando.  Cerró los ojos, e intentó respirar, sin embargo no le ayudó y vomitó.

– Mxng h̄ā p̄hū̂ rxdchīwit!

– ¿¡Hola?! ¡Aquí estoy! – Sparta intentó llamar la atención.

– Dūh̄emụ̄xn ẁā mī khır bāng khn. – el tipo se acercó.

– ¿Alguno habla español?...

Del grupo de 3 personas alguien habló.

– Yo, te llevaremos a un hospital.

– ¿Como puedo encontrar a alguien?

– Las cosas están complicadas, hay más grupos de gente buscando, los que encuentran los llevan a los hospitales que levantaron para atender a la gente.

– Llévame ahí por favor.

– Claro, amigo... Ese hombro, estás perdiendo sangre.

– Si, puedo caminar.

– Te ayudo, Khxy dū c̄hạn ca dūlæ reụ̄̀xng nī̂.

Los demás asintieron.

– Me llamo Acenix.

– Yo Andrés, prefiero que me llames Sparta.

– Bueno Sparta, ven. – Sparta pasó su brazo por los hombros de Acenix para afirmarse.

– ¿Está muy lejos?

– Bastante, pero nos conseguiremos transporte.

– Eso espero.

1 hora más tarde

Los dos llegaron por fin a la carretera.

– Ya me duele todo... – Sparta estaba pálido.

– Resiste un poco más.

Un auto pasó y el peligris le hizo señas para que parara.

– No nos queda mucho espacio.

– Está muy débil, necesita ayuda pronto.

El tipo vió el hombro de Sparta.

– Está bien, pero solo hay espacio para uno.

Acenix lo subió a la carrocería.

– Cuídate Sparta, y usted, asegúrese de que llegue a un hospital.

– ...

– Hum, usted no es muy bondadoso...

El peligris le entregó un fajo de billetes.

– Llegará a salvo al hospital, pero a partir de ahí ya no es mi problema.

– Perdón Sparta, no puedo hacer nada más.

– Ya hiciste bastante, te lo agradezco en serio, a partir de ahora yo puedo.

– Adiós. – se despidió antes de que la camioneta arrancara.

En media hora llegaron al hospital, el tipo bajó la tapa y le ayudó a bajar junto con las demás personas.

– Gracias s-señor...

– Ya vete a ver ese hombro.

– Claro, que le vaya bien. – entró al hospital.

– Hola, siéntese en la cama de allá, enseguida irá alguien a verlo.

– Ok. – avanzó un poco y se recostó, observó a su alrededor, tenía la pequeña esperanza de encontrar a su novio.

Al rato llegó un doctor.

– Necesita unas vacunas para evitar una infección mayor.

– Solo haga lo que sea necesario.

El doctor le administró algo para el dolor y limpió el hombro lo que pudo, pero era inútil, le salía sangre.

– ¿Que tipo de sangre es?

– 0+

Una enfermera salió corriendo cuando lo escuchó.

– ¿Como se siente?

– Duele.

– ¿Se siente mareado? ¿Débil?

– Ya no estoy mareado, pero si me siento débil.

– En la escala del 1 al 10, ¿Como califica su dolor?

– 7

– Vendar su hombro no será suficiente, hay que coserlo.

– Bueno, ¿Cuando será la operación?

– Ese es el problema, no estoy seguro de que resista una operación, le falta mucha sangre y está muy débil, no me atrevo a dormirle.

– ¿¡Quiere decir que lo coserá mientras estoy despierto?!

– No queda opción, intentaré dormir el área, pero sentirá una parte de todos modos.

– Ok...

La enfermera volvió con una bolsa de sangre, no tardaron en conectarlo.
El doctor sacó una aguja e hilo para coser el hombro.

– Aprete los dientes.

Sparta cerró los ojos y sintió como su piel era penetrada por la aguja, intentó no demostrar su dolor, pero fue en vano, una lágrima se resbaló por su mejilla.

La enfermera le pasó una mano por su espalda intentando consolarlo.

– Ya casi acaba. – era mentira.

– D-duele mucho... – sollozos salieron de su garganta.

Todo el estrés del día se acumuló y se desmayó, por suerte la enfermera lo sujetó.
El doctor terminó de coser y limpió con alcohol.

– Ela, preocúpate de él, trae comida cuando despierte.

– Ok, me ocuparé de los cortes en los brazos.

– Bien hecho.

Lo Imposible - °|Spartor|°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora