#13

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Anteriormente:

– Vámonos a las ciudades de más adentro, las que no salieron afectadas, ¿Que opinan?

– Parece buena idea. – dijo Sparta.

– Digo lo mismo que Spartita.

– No queda de otra, el problema es cómo llegar allá.

– No es tan fácil.

– Tendremos que pedirle a la gente de la carretera que nos lleve. – dijo Timba.

Los demás asintieron, Víctor y Timba habían traído unas mochilas con un poco de ropa, el hermano de Sparta empacó ropa para este último.
A Raptor también le habían llevado, se pusieron ropa limpia y los 4 caminaron por la autopista.

– Que bueno que se les ocurrió traernos ropa. – agradeció Raptor con una sonrisa en la cara.

– Fue idea de mi papá. – dijo Víctor.

– Era obvio que habían perdido su ropa.

– Gracias suegrito.

– Déjame en paz conejo.

– Spartita, amor, ¿Tas bien?

Enseguida todos voltearon a ver al mencionado que se había quedado un poco atrás.

– Me duele un poco la cabeza...

– ¿Quieres que te carge? – le preguntó su novio.

– No sé...

– ¿Cómo que no sabes?

– Hijo, deja que Raptor te ayude.

– Mmmm, ok.

Raptor se acercó.

– Quítate conejo. – Víctor lo empujó – yo lo cargaré.

– Pero Víctoooooooor

– Nada, tú te vas a aprovechar.

– ¿¡Aprovecharme?! Se siente mal, no me voy a aprovechar de él.

– Prefiero no correr riesgos.

– ¿No vas a hacer nada Timba?

– No, que Víctor lo haga.

Raptor resopló y no le quedó de otra que aceptar.
Víctor se agachó y Sparta se subió a su espalda como caballito.

– Gracias.

– De nada hermanito.

Caminaron como media hora hasta que un auto apareció y se ofreció para llevarlos.
Al poco tiempo ya estaban en una ciudad que al parecer nada le había pasado, no era muy grande, no sabían si decirle pueblo o ciudad.

– Bueno, vámonos a un hotel. – dijo Timba.

– ¿Cómo sigues amor?

– Bien, ya no duele.

– ¿Te bajo?

– Si

Víctor bajó a su hermano.

Llegaron a un pequeño hotel que solo parecía tener unas pocas habitaciones.

– Hola señora. – saludaron todos.

– Hola ¿Que desean?

– Dos habitaciones.

– Ok, ¿Cuánto tiempo se quedarán?

– Hasta mañana en la tarde.

– Son (inserte dinerito)

Timba pagó y la señora les entregó dos llaves.
Subieron una estrecha escalera y abrieron una de las piezas.

Lo Imposible - °|Spartor|°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora