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Terminaron de almorzar, Raptor estuvo pendiente de que su novio se comiera su comida, hasta lo obligó a comer ensalada.

– Nos quedan dos horas, después partiremos. – anunció Timba.

– Bueno papá. – dijo Víctor.

– Nosotros vamos a arreglar todo, ¿Ustedes que harán?

– Mmmm, no sé. – respondió Sparta – ¿Tú qué opinas amor?

– Vamos a pasear afuera, te hará bien respirar aire fresco.

– Ok, nos vamos.

– Adiós.

Salieron del hotel, Raptor metió sus manos a sus bolsillos y Sparta se enlazó a uno de sus brazos.

– Ya quiero estar de vuelta en casa contigo Spartita.

– ¿Crees que yo no quiero?

– Me molesta un poco tener a esos dos encima...

– Lo dices solo porque no me puedes tocar casi nada.

– Puede que sí, puede que no.

– ¿Cómo va tu espalda?

– Se curó rápido, ya casi está sana por completo.

– Voy a quitarme estos parches. – Sparta paró, se subió las mangas de su polerón para después quitarse los parches y botarlos a un basurero.

– Deja ver. – Raptor le tomó los brazos y revisó. – están bien, solo quedan pequeñas cicatrices sin importancias.

Siguieron caminando un rato.

– Amor, ¿Y esas personas? siento que las he visto antes. – el menor las señaló con un movimiento de cabeza. 

El mayor prestó atención, Sparta tenía razón, eran ellos. Tomó a su novio de la mano y se aproximó.

– ¡Hola! – saludó Raptor.

– Hola, que coincidencia, tu novio ¿verdad? 

– Sip, saluda amor.

– Hola... ¿quiénes son? – preguntó Sparta.

– ¿Te acuerdas cuando dimos vuelta a alguien en la moto de agua?...

– ¿¡Qué!? 

– Los mismos. – habló Mike por primera vez.

– Oh... ¡¡¡Discúlpate!!! – le gritó a Raptor.

– Nu que pedo, ya pasó...

– Que te disculpes te digo.

– Pero Spartitaaaaaaaaaa

– Disculpateeeeeee

– Calma, como dice él, ya pasó. – dijo Trollino.

Sparta miró amenazadoramente a su novio.

– Buenobuenobuenooooo, me disculpo, perdón por darles vuelta el kayak... ¿ya está?

– Sip – el menor sonrió con satisfacción.

– Ya no importa pero disculpas aceptadas. – dijo el novio de Mike. – ¡¡¡Trolli, Trolli!!!

– ¿Que panzah? – dijo el azabache poniendo una voz tonta.

– Que no quiero hablar con ambrozzio, ¡Trolli!

– ¿Qué quierees?

– Volvamos que hay que arreglar las cosas.

– Ok

– Parece que ustedes también se van de Tailandia. – comentó Sparta.

– Si, nos volvemos a Inglaterra, ¿Y ustedes?

– España – respondió el reptil.

– Espero que nos volvamos a encontrar. 

– Lo mismo digo amigo. 

Los 4 se despidieron y las parejas se fueron cada una por un camino diferente.

– Amor

– ¿Qué pasa Spartita?

– Creo también que hay que volver.

– Bueno, pero antes de que no pueda hacer esto...

El mayor le dio un beso apasionado. 

– ¡Que no, que estamos en la calle!

– Nadie nos vio, además da lo mismo.

– Mmmmm, ok.

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Al rato ya estaban con Timba y Víctor en el aeropuerto.

– El avión no llega. – reclamó el menor de todos.

– Te estás volviendo ciego hermano, ya llegó.

Víctor le señaló el avión.

– A pos estoy ciego.

Subieron al avión. Los novios se iban a sentar juntos, sin embargo el hermano celoso empujó al reptil y se sentó junto a Sparta. No le quedó de otra a Timba que sentarse con Raptor.

– ¿Y Raptor?

– Emmm, se quiso sentar con papá.

– Que raro, bueno, mejor, así socializan.

– Si, sociabilizar...

Tres asientos más adelante

El peliazul estaba aplastando disimuladamente el pie del pobre reptil.

– ... aiua... – dijo en un susurro.

– Jejeje... – Timba solo se hacía el sordo y miraba por la ventana.

Lo Imposible - °|Spartor|°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora