Cuento 19

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Están difíciles los tiempos para todos, como decía un profesor mío "el peor defecto del ser humano es esa mala costumbre de comer para no morirse". Uno nunca sabe cuando le puede tocar, por eso siempre es bueno ayudar. Aunque, lamentablemente, existe gente como Juanito.

Yo, como chofer, nunca le he cerrado la puerta a un vendedor o cuenta chistes que quiera ganarse la vida de forma honrada, yo sé lo que es no tener trabajo y también sé que no caen del cielo. Por eso no entiendo a gente como Juanito que se aprovecha de la gente.

Está bien cantar dentro de un bus por unas monedas, incluso eso del flistai o cómo se llame; pero algo muy distinto es dar lástima. Juanito, que después supe que se llama Ismael Alejandro, hace siempre la misma rutina: Saluda, pide permiso para subir, guitarrea, canta y pide algunas monedas. Ningún problema hasta ahí, pero eso de hacerse pasar por ciego lo encuentro miserable.

Yo no le he dicho nada eso sí porque no soy tonto, después le puede romper un vidrio al bus o algo así y termina pagando uno esas cosas. Al final, si la gente quiere regalar su dinero por falsa lástima es cosa de ellos al final.

Y ahora, mientras conduzco, recuerdo todo eso que pensé y me arrepiento tanto.

Juanito subió al bus y ya se puso a cantar. He avanzado cuatro cuadras y no sé cómo decirle que el bus va vacío.

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