3.-The End of the Affair

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—¡Bienvenidos a Chicago!

El auto entró al estacionamiento de lo que me pareció ser un almacén. Alejé mi mirada de la ventana y bajé siguiendo a los dos vampiros con una distancia prudente entre Klaus y yo.

—¿Qué estamos haciendo aquí?—Stefan preguntó.

—Sé lo mucho que te gustó este lugar—contestó abriendo la puerta de un andén—. Puedes recordar tus días de destripador.

—Olvidé gran parte, mucha sangre y fiestas. Los detalles son pocos.

—Eso sí que es una gran pena, los detalles hacen leyendas—miré con curiosidad al original evitando ver las luces del tráiler que se acercaba a nosotros—. Se dice que el destripador de Monterrey se sintió solo y vino a la ciudad. Había prohibición, todo era ilegal y eso hacía que todo fuera divertido.

Se alejó de nosotros para recibir lo que sea que el tráiler trajera para él. Me acerqué a Stefan que miraba la ciudad con la mirada perdida.

—Ya no eres esa persona, Stefan—hablé de manera suave—, no importa lo que Klaus diga.

Era consciente de parte de su pasado, sus momentos turbios y oscuros, me los había contado en estos meses, hablando siempre de cómo se encontraba pendiendo de un hilo cerca de su interruptor.

—No estoy muy seguro de eso.

—Pues yo sí—aseguré—. La ciudad de los vientos no cambiará eso.

—Chicago es mágico—Klaus habló tras nosotros.

—Sí, voy a creerte—Stefan le respondió con sarcasmo—. Como dije, olvidé casi todo.

—A trabajar entonces.

—¿Por qué seguimos contigo?—Stefan preguntó con los brazos cruzados—Ya nos divertimos, tus híbridos fallaron ¿No quieres vivir en paz?

Él sonrió como si supiera todos los secretos de la tierra.

—Veremos a mi bruja favorita—respondió ignorando su pregunta—, si alguien puede ayudarnos con este gran problema, es ella.

—Gracias por la fé—nufé subiendo al auto.

—Nada me asegura que no vayas a mentir para salvar tu vida—sonrió con amenaza—. Aún me estoy debatiendo si tomé una buena decisión en cuanto a ti.

Honestamente, ni yo sabía si el que Klaus haya vinculado mi vida a un humano cualquiera fuera mejor que haber despertado como vampiro, pero no le diría eso.

—Como si una bruja fuera confiable.

[...]

Estacionamos frente a un bar, parecía viejo pero curiosamente estaba bien cuidado por fuera, aunque en el interior el tiempo se había detenido, no era como cualquier bar de la actualidad. Sus sillas y mesas eran elegantes, de madera oscura, formados al rededor con un escenario al fondo y un par de mesas de billar que eran lo único de este tiempo.

Él lugar estaba impregnado de magia de bruja.

Stefan se adelantó mirando el lugar.

—Te parece familiar—Klaus notó—¿No es verdad?

—¿Venías a este bar?—le pregunté a Stefan y él asintió.

—No puedo creer que siga aquí.

—No puedo creerlo—una voz femenina llamó nuestra atención.

Una mujer morena caminó con elegancia hacía nosotros con un grimorio en sus manos y el cabello blanco al ras de su cabeza.

—Bueno, un híbrido entra al bar con un vampiro y...

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