9.- Homecoming

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¿Alguna vez has despertado con la inquietante sensación de amenaza? Es como si de la nada tu cuerpo entrara en un estado de alerta inducido por algo o alguien. Estando siempre con la imperiosa necesidad de pelear y defenderte. La presa frente al depredador. Tan dispuesta a ser y hacer lo que sea por sobrevivir, sin importar el costo o las consecuencias. Yo lo estaba, haría lo que fuera por salir del foso de oscuridad en el que estaba.

Aún si eso significaba traicionar a alguien.

Miré con desconfianza al nuevo original en escena. Era viejo, su barba y pelo estaban cubierto por canas inusuales en los vampiros, era algo extraño de ver, y también preocupante, emanaba una energía intensa que picaba en mi piel, a pesar de las inmensas ventajas que nos daba, yo no lo quería cerca.

Pero Elena, Stefan y Damon tenían un plan.

—Ahora, diremos que Mikael siguió a Elena aquí para raptarla—Stefan relató el plan—, y usarla de sebo.

—¿Y qué?—Elena le preguntó—¿Usaste verbena?

—La usamos los dos—Damon aclaró—, es un original, tiene que ser real.

—Perfecto, pues lo hicimos y descubrimos que tenía una daga—Stefan continuó.

—Que planeaba usar en Rebekah, pero ahora la clavamos en su corazón—dije cruzándome de brazos—¿Qué tan probable es eso? ¿Han pensado que pasará cuando quiera ver el cadáver?

—Buen punto—Damon apoyó—. Hermano mío, estás hipnotizado para hacer lo que diga, la idea es traerlo aquí y acabar con él, lo último que necesitamos es que dudes y nos delate.

—¿Qué puedo decir? Sólo estoy a cargo de que él llegue aquí.

—Klaus no es idiota—argumenté—. Si le decimos que Mikael está muerto, querrá pruebas.

—Estaré muerto.—El mencionado aseguró colocando un pequeño frasco de cristal y algo envuelto en tela sobre la mesa de licor.

—¿Y si quiere verte en persona?—Elena le preguntó acercándose.

—Significa que el plan funciona. Klaus definitivamente querrá ver mi cuerpo, él llega aquí, y yo lo mato.

—¿Con qué?—Stefan preguntó—Las dagas ya no lo dañan.

—Tengo una estaca hecha con madera de roble blanco—nos informó—. El que dejó estas cenizas al quemarse.

—¿Dónde está?—Damon preguntó.

—Aquí no, su ubicación es mi póliza de seguro.—Mikael metió la punta de la daga envuelta en tela, dentro del frasco con cenizas.

—¿Contra qué?—pregunté acercándome.

—Qué la dejen en mi corazón—dijo—. Un vampiro no puede matar a un original sin morir, así que ¿Lo harás?

Me tendió la daga y yo levanté las cejas esperando alguna explicación.

—¿Quieres que use esto contra ti? Es la primera vez que alguien me pide que lo mate—dije tomando la daga.

—Klaus no deja nada al azar, en especial con respecto a la confianza.

—Debe ser de familia—resoplé antes de clavar la daga en su pecho.

Miré como su piel se tornaba gris y sus venas tomaban un color negro, su cuerpo cayó con fuerza en el suelo. Suspiré con fuerza y miré a Stefan quien me asintió en apoyo para tomar mi teléfono y llamar a Klaus.

—Portland es fantástico—fue lo primero que dijo al contestar—, si olvidas la música llorona y la gente saludable, literalmente es un criadero licántropo.

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