15.- Dangerous Liaisons

19 0 0
                                        

Miré a Stefan con incredulidad sintiendo mi estómago volcarse ante la repulsión que sentía por el conejo inerte que sostenía.

Habíamos salido temprano a cazar, llevaba a penas un par de horas como vampiro y  creía que quizás podría intentar con la dieta de sangre animal, pero comenzaba a considerar la imposibilidad.

—Por favor dime qué no estaba muerto cuando lo encontraste—pedí acercándome con renuencia. Stefan me miró divertido.

—Te aseguro que no estaba muerto cuando lo encontré—respondió y me tendió el animal. 

—Eso solo lo hace peor—dije con asco.

El conejo era marrón, de un gran tamaño y sus ojos parecían mirarme. Lo tomé entre mis manos, su cuerpo aún estaba caliente, su cabeza cayó sin fuerza.

El asco creció.

Sin embargo descendí mis colmillos, una sensación totalmente nueva a la que no me acostumbraría pronto. Y en verdad intenté hacerlo, quería querer hacerlo, pero el sentir el pelaje del consejo hacer cosquillas en mis labios fue suficiente para descartar la posibilidad.

—¡Okay, no puedo!—exclamé regresandole el conejo sintiendo las ganas de vomitar ante la idea.

—Está bien, tranquila, puedo recolectar la sangre para tí si eso te hace sentir más comoda—Stefan sugirió y yo negué sintiendo demasiadas ganas de llorar.

—No, por favor no—pedí y él notó el cambio dejando al conejo en el suelo para acercarse a mi—. No puedo hacer esto, Stefan, no quiero hacerlo, es asqueroso y grotesco, y sé que soy una hipócrita, yo como carne, pero esto... esto es demasiado.

—Está bien—repitió—, no tienes que hacerlo pronto, siempre es dificil las primeras veces.

—¡Es que yo ni siquiera debería de preocuparme por esto!—grité sintiendo rabia—¡Lo odio, Stefan! Odio que me haya pasado esto a mi, odio que me hayan asesinadoo ¡y odio tener tanta sed!

—Hey, hey, tranquila—se acercó para abrazarme—. Entiendo que todo esto es demasiado para tí.

—Yo no me merecía morir así—Mi voz se rompió y podía sentir las lagrimas amenazando con salir. odiaba esto también, el poco control que ahora tenía de mis emociones, eran tan intensas que no sabía que hacer con ellas.

—Lo sé—me abrazó con más fuerza—. Descubriremos quien lo hizo.

Confesar eso, en voz alta y tan pronto fue esclarecedor, yo no estaba molesta por ser un vampiro, era una idea que acepté con las posibilidades, pero la manera tan sordida e iracunda en la que fuí asesinada, eso fue demasiado, yo no fuí asesinada como Ryan Walter, Bill Forbes o incluso como mi padre, yo fuí asesinada con tanto odio y rabia que era dificil de creer.

—Quiero irme a casa—susurré y él asintió alejandose de mi para limpiar mis lagrimas y luego sacar algo de su chaqueta. Abrí los ojos con sorpresa, era una bolsa de sangre—¿La tuviste todo este tiempo?

—Sabía que no podrías con la sangre de animales, así que lo traje por si acaso.

—Dios, muero de sed—tomé la bolsa rompiendo el tubo conector para comenzar a beber con ansia el interior. Nunca creí disfrutar tanto el sabor de la sangre, pero el disfrute se marchó al sentir la mirada de pesar en los ojos verdes de Stefan—¿Quieres dejar de mirarme así?

—¿Así como?—pretendió no entender.

—Como si fuera tu culpa que yo me haya convertido en esto—dije y él bajó la mirada.

—Moriste con mi sangre en tu sistema.

—Pero tú no me mataste Stef, además, velo de esta forma, morir con tu sangre pare ser un lazo de mejores amigos que no se va a romper nunca.

SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora