Un joven trabajador ve su final en las vías de un tren. Le reza a una entidad para poder tener una segunda oportunidad y esta le cumple su deseo.
Y renace en un mundo de fantasía con magia y mechas llamados Armaduras.
Pero para su desgracia, él está...
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─ ¡¡Rudel-san, cuidado!!
─ ¡¡Ya lo vi!!
Balancee mi espada sobre una criatura mitad mono mitad gato que venía desde las alturas, la criatura fue cortada a la mitad y las vísceras y sangre salían como una piñata rota. Al estar unos segundos sin moverse la extraña criatura se empezó a descomponer y volverse cenizas.
─ ¡¡Con este llevo ocho y apenas van diez minutos desde que entramos aquí!!
Le decía a Irisdina la cual estaba detrás de mí. Ambos usábamos una ropa de cuero como armadura y llevábamos armas. El motivo se debe a algo que paso hace unos días.
◇◇◇
Una vez más me encontraba haciendo una reunión para que las personas conozcan al Barón Bradford, pero resultó ser una desgracia como siempre, pero no me importaba ya que había una razón que lo hacía especial.
─Rudel-san, el té de hoy y bocadillos son muy deliciosos ♡.
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─Me alegro que sea así, tuve que ordenarlos con una semana de anticipación ya que la tienda de los encargos siempre está llena.
─C-Comprendo... ¿Está bien que me coma todo esto?
─Por supuesto. Al fin y al cabo, nadie más que tú viene, así que es mejor que una chica se los coma que tenerlos pudriéndose a la intemperie.
─Y-Ya veo. Con tu permiso seguiré tomando té... ¡¡umm, está galleta de arroz está muy sabrosa!!
Irisdina es la única que viene a aquí, ya que la invité tras siete fracasos seguidos. Es muy agradable tenerla a alguien tan dulce como ella aquí, pero ese era el motivo principal y el secundario era...
¡¡Ahora es el momento!! —Me dije a mi mismo.
Al levantar una galleta y llevarla a su boca, Irisdina tiene la costumbre de cerrar los ojos para saborear el dulce, desafortunadamente (para) ella, hace un movimiento en donde su cuerpo da un ligero brinco y puedo observar cómo sus grandes pechos que parecen bolas de billar gemelas saltan alegremente.
En mi mente me lamentaba y le pedía perdón por ser un asco de persona. Pero en mi corazón grababa la sagrada imagen de ella y daba las gracias a todas las fuerzas del universo por este milagro.
Al terminar de contemplar sus espléndidas colinas gemelas le pregunté cómo le fue en la reunión.
─Irisdina, no me quiero meter en tu vida, pero ¿Podrías contarme como te fue en tu reunión con esa chica?
─ ¿Eh? ¿Umm en verdad es importante eso?
─Perdona si te puse incómoda es que quería saber si era cierto algo que escuché.
