Tomo otro trozo de algodón de azúcar y me lo llevo a la boca para deleitarme con el sabor y la sensación de que se deshace sobre mi lengua ¡Me encanta el algodón de azúcar!
Hubiera comprado uno para Maia, pero es un ser de otro planeta que odia todo lo delicioso que ofrece el azúcar. A veces creo que sería bueno que conociera a Elijah, podrían ser amargados juntos.
No, es un mal plan. Maia no es aburrida o amargada, solo tiene mal gusto en los dulces, lo cual es extraño porque es chef.
La puerta trasera del restaurante se abre y sale solo una persona de ahí, lo cual me alegra porque es finalmente la persona que necesito y con la que quiero hablar.
Maia se acerca despreocupadamente a mí, no sé si ya me había visto o solo es consciente de que ya estaba aquí esperándola, es difícil saberlo porque su mirada está atenta en su bolso, tratando de sacar algo y solo espero que no sea un arma o una estaca.
—Pedí la tarde libre, así que tenemos un par de horas para hablar antes de que tenga que recoger a Max de su clase de karate. —Me habla aun viendo su enorme y horrible cartera que parece no tener fondo, porque de ahí siempre saca un millar de objetos que aparentemente no deberían caber. Finalmente saca lo que sea que estuviera buscando y me lo tiende. —Te preparé bombones de chocolate.
Sin que pueda evitarlo mi algodón de azúcar se cae al suelo y no me podría importar menos porque veo la bolsa metalizada amarilla atada con un bonito muño purpura que me tiende y yo la tomo imaginando el delicioso sabor de los dulces.
—¡Gracias! —Grito como un niño y suelto el moño de la bolsita. Los dulces huelen estupendos en cuanto los puedo ver y como uno de inmediato.
¡Delicioso! Como todo lo que Maia me ha preparado.
—Kol. —Me llama luego de un rato. —¿Sigues aquí?
—Benditas sean esas manos que tienes. —Son los mejores dulces que he comido a pesar de que no deben tener más trabajo que derretir el chocolate en moldes y agregarle dos o tres sabores extra ¡Pero Maia en la cocina lo hace todo bien!
—Luego alabarás lo que pueden hacer mis manos. —Abro los ojos de par en par, pensando el doble sentido de lo que me acaba de decir y sospecho que lo dijo por esa razón. —¿No me invitaste a una cita?
—¿Dije cita?
—Lo hiciste.
Diablos, ahora que recuerdo si lo llamé cita, lo cual suena mejor que la idea original de llamarlo "reunión".
—¿Debía traerte flores?
—Nunca pensé que lo harías, así que no. —Se encoje restándole importancia porque los dos sabemos que es verdad, yo nunca le traería flores y no habría razón de hacerlo. —¿Tenemos algo que hablar? Porque, hasta donde sé, Rebekah ya te lo contó todo.
—¿Era muy difícil decirme "conocí a tu hermana en Rusia, sé lo que eres ¡Bye!"? —Pregunto tratando de imitarla, lo cual aparentemente la ofende porque me quita mis chocolates.
—Eres una molestia. —Se queja señalándome con la mano que tiene vacía. —Pero efectivamente ese es el resumen de la historia ¿Necesitas saber algo más?
—¿Tú y yo somos amigos? —En este preciso momento eso es lo que más me interesa. Hace años que no tengo un amigo, mucho menos una amiga con la que no comparta sabanas, eso es lo que quiero con Maia en realidad.
Ella se queda callada, solo se me queda viendo como si hubiera perdido la cabeza. Su mirada de "maldito loco" es en realidad muy curiosa, parece una caricatura porque los labios los saca hacia afuera mientras hace con estos la forma de una O, las cejas las frunce y los ojos se le entornan.
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El Mensaje Extra {Kol Mikaelson}
FanfictionRECEIVED MESSAGE: Libro 4 El amor es algo extraño. Todos lo hemos experimentado, ya sea hacia un ser querido que lleva nuestra sangre, a una persona que conocemos como un amigo o a nuestra alma gemela, el amor de nuestras vidas, ese amor épico que t...