Viendo al sujeto en el suelo, o por lo menos lo que queda de él, comienzo a pensar en que debí traer a Elijah por el simple hecho de que él tiene un poco más de autocontrol que yo y espera hasta después del interrogatorio para desatar su ira.
Pero no, vine solo y ahora tengo un cadáver... si es que se le puede llamar así, pero no tengo pistas de en donde puede estar Max.
El lado bueno es que no puede estar lejos, a menos de que escuchara los gritos y corriera, aunque eso es poco probable porque me encargué de que no los hubiera.
Salgo de la pequeña habitación y cierro la puerta para ocultar el desastre que hice, lo último que quiero es que Max crezca traumatizado por descubrir un cuerpo descuartizado.
¿Por qué me interesa? No lo sé y no puedo pensar en eso, porque debo preguntarme algo mucho más importante: si yo fuera un niño de seis años robado de los brazos de mi madre en un avión en camino a Rusia ¿Dónde estaría?
Mi respuesta es que estaría celebrando, pero Max no, Max ama a su madre ¿Cómo no? Maia es la mejor madre del mundo.
—Kol. —La vocecilla aguda me llama, está atrás de mí y después de asegurarme una vez más que la puerta donde se encuentra el desastre que hice está cerrada me doy la vuelta para encararlo.
Ese no es mi niño, por lo menos no ahora. Tiene el cabello corto casi al rape, lo cual me hace desear haber sido más violento con quien se lo llevó porque odia tener el cabello corto, además se ve extraño ¡No le favorece en nada! Y por el pequeño corte que tiene a un lado de la sien, es fácil deducir que luchó contra quien le hizo eso, pero perdió.
Su ropa también cambió, usa algo que mi sobrino Eliot usaría, lo cual no está bien porque Max es mucho más casual, él es feliz cuando usas sus pantaloncillos cortos y playeras con feos dibujos del Capitán América, tiene tantas de esas que parece que nunca se cambia la ropa. Lo que tiene puesto es un horrible conjunto de traje azul con corbata incluida.
—Max... —No sé qué decirle, pero a pesar de lucir como un extraño por completo me siento feliz de haberlo encontrado y de que esté bien.
Él me ve de pies a cabeza y me siento cohibido como nunca antes me había sentido, tal vez porque sus ojos azules siempre expresivos y cariños son fríos conmigo ahora.
—¿Qué es eso? —Me señala y yo automáticamente bajo la mirada, descubriendo el pequeño detalle que olvidé por completo.
Sangre, estoy cubierto de esta desde la boca hasta casi las rodillas, todo se ha convertido en un desastre que ni la mejor lavandería podrá resolver y Max lo ha visto, ¿Cómo se lo voy a explicar?
—No es nada importante. —Usar una hoja del libro de paternidad de mi padre por una vez no debe ser tan malo.
Max da pasos cortos hacia mí, que para él deben sentirse amplios debido a sus piernas pequeñas. Solo debe caminar un par de metros por el pasillo laminado del avión hasta mí, pero cada paso que da me aterra más que el anterior.
Cuando está frente a mí siento el cuerpo cubierto de sudor, el cual se mezcla fácilmente con la sangre ajena que me cubre. Max solo me ve a los ojos y ahora desearía que se enfocara en la sangre, porque su mirada me taladra hasta el alma.
Ese talento lo heredó de su madre, eso es claro.
—¿Por qué nos dejaste? —Su pregunta me obliga a colocarme de rodillas ante él para estar a su altura. Él sigue viéndome a los ojos, sin hacer alguna expresión facial que me diga que siente algo por mí, ya sea odio o miedo. —¿Por qué me dejaste a mí y a mi mamaíta, Kol?
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El Mensaje Extra {Kol Mikaelson}
Fiksi PenggemarRECEIVED MESSAGE: Libro 4 El amor es algo extraño. Todos lo hemos experimentado, ya sea hacia un ser querido que lleva nuestra sangre, a una persona que conocemos como un amigo o a nuestra alma gemela, el amor de nuestras vidas, ese amor épico que t...