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Tony había estado luchando, en vano, con su corbata durante los últimos 15 minutos antes de que finalmente se rindiera y se volviera hacia Steve.

—¿Puedes atar esa maldita cosa?.

—¿Hmm? ¿Dónde está tu chico-juguete en tiempos de necesidad? —Resopló el rubio, extendiendo la mano hacia ambos lados.

Tony apartó las manos de un golpe.

—¿Cuál es tu problema?

—¿Excepto el hecho de que has estado saliendo con un chico diferente casi todos los días?

—¡¿Y cómo es que eso te preocupa?! ¡No estamos en los 40, Rogers! ¡Los hombres pueden salir con hombres! ¡Las personas pueden tener citas sin considerar el matrimonio!

El resto del equipo que compartía la limusina se sentían incómodo.

—¿Es esa la reputación que buscas, de nuevo? ¿Esta vez con hombres? —Siseó Steve.

—De nuevo, ¿cómo es que mi reputación es algo de tu incumbencia? Incluso si toda la ciudad habla de lo zorra que soy, ¿¡qué te importa!?

—¡Me importa un carajo porque-...!

—¡Ya estamos aquí! ¡Llegamos! Vamos a salir ahora! —Anunció Clint en voz alta antes de que casi se cayera del auto en su prisa por irse, seguido por Wanda, Thor, Rhodey y Sam. Natasha fue la última en irse, dándoles a ambos una larga mirada.

—No entres antes de que te hayas dado cuenta de esto —dijo, antes de salir con gracia de la limusina.

Tony volvió a mirar a la furiosa rubia.

—¿Bien? ¿Te importa porque...?

Y fue entonces cuando Steve abandonó todas las pretensiones y besó a Tony apasionadamente, sin contener su desesperación y su pequeña esperanza. La obvia conmoción y la falta de respuesta de Tony fue lo que finalmente lo hizo retroceder de mala gana, derrotado.

—Porque... ¿Por qué no puedo ser yo? —Susurró.

Tony lo miró fijamente durante un largo momento.

—Nunca preguntaste —le susurró antes de que una pequeña sonrisa estirara sus labios y se inclinara para darle otro beso.

Detrás de la armadura||stonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora