Detrás de la armadura||stony

46

Pepper había tenido suficiente. Y para cuando irrumpió en el taller de Tony, él se había perdido 12 reuniones importantes. A los que ella le había dicho específicamente que no lo hiciera.

—Tony, ¡lo juro por todo lo que es acebo...!

—Cuidado con eso.

—¡¿Qué has estado haciendo estos últimos cuatro meses?!

—Mayormente vomitando —dijo Tony, dándose la vuelta en su silla.

Pepper lo miró sin comprender.

—¿Eso es una panza cervecera? ¿Estás bebiendo de nuevo?

Tony resopló. —Nop. Ni un sorbo.

—¿Entonces qué es...?

Tony acarició suavemente su estómago ligeramente hinchado.

—Todo eso es acebo en este momento —sonrió. —Estoy...esperando —agregó con cuidado.

Pepper se echó a reír.

Tony no se unió a ella.

—¿Esperar lo? Esto es una broma ¿verdad? No siempre entiendo tu sentido del humor, pero...?

—No es una broma, Pep —dijo en voz baja.

Ella lo miró fijamente, largo y tendido en esa forma suya de leer la mente. Y aparentemente, incluso después de todo ese tiempo, todavía tenían esa cosa, esa conexión entre ellos, porque ella no preguntó el habitual "cómo" o incluso "quién". Ella esbozó una pequeña sonrisa privada y negó con la cabeza mientras arrastraba otra silla más cerca de él y tomaba su mano.

—Siempre encuentras la manera de conseguir lo que quieres, Tony Stark. De una forma imposible u otra.

Forzó una sonrisa acuosa. Y se las arregló para sostenerlo mientras ella le preguntó cómo estaba.

—Estoy aterrorizado, Pep —medio susurró, medio sollozó, su cabeza cayendo sobre su hombro mientras su cuerpo temblaba incontrolablemente y su otro amigo más viejo lo abrazó con fuerza.

*

Natasha preguntó todo el "cómo" y el "quién". Inmediatamente después de que ella hubiera entrado y algunas marcas del VIERNES le habían apuntado con un pequeño arsenal.

Ahora, con los Mark despedidos y ambos tranquilos y descansando en el sofá de la sala de estar, Natasha seguía sin dejar de lado el tema.

—Tienes que hacérselo saber, Tony. Ponte en su posición.

—No fui yo quien eligió a otra persona...

—Su mejor amigo.

—¡Y que el hombre con el que acabo de dormir esté atrapado con una armadura rota en medio de Siberia!

Natasha no tenía nada que decir al respecto.