Detrás de la armadura||stony

44

—Entonces. ¿Cómo sucedió? —Preguntó Bruce, examinando los resultados del chequeo de Tony mientras el genio se ponía la camisa.
Tony arqueó una ceja. —¿De Verdad?
Bruce se rio. —Sabes a lo que me refiero.
Tony se encogió de hombros. —Nos acercamos. O al menos eso parecía. Estaba buscando sustitutos y le pedí que donara. —Tony resopló. —Irónico, ¿eh?
—¿Dirías que te estaba cortejando?
Tony frunció el ceño. —¿A qué quieres llegar?
Bruce suspiró. —Mira, Tony, no es mi intención fisgonear. Ya sabes, yo de todas las personas. Puedo leer entre líneas y veo que no terminó tan bien. Realmente no necesitas decírmelo. A lo que me refiero es a que, a pesar de que tus genes Omega están inactivos, necesitan una pareja para...
—¡Whoa Whoa! Te detendré allí mismo, Brucie-Bear, con tus ideas románticas. Follamos una vez. Sí. Es realmente tan patético. Sin cortejos, sin vínculos, sin compañeros.
—Tony, cuanto más rápido aceptes esto, mejor para ti y el niñ-
—¡No puedo aceptar algo que no es real!
—Tu cuerpo y tu código genético obviamente reconocieron a Steve como tu...
—¡Deja de decir eso! Solo para…
Bruce suspiró. —Hay una cosa más que necesito decirte y te va a gustar aún menos. Cuanto más te adentres en el embarazo, más tu cuerpo y, en cierto nivel, tu mente y tu alma anhelarán a tu pareja. Y cuando llegue el momento de...
—Lo haré yo solo —siseó Tony, con los ojos entrecerrados, terco y enojado. —Completamente solo si es necesario.
Bruce suspiró. —No tienes que hacerlo.
—Si empiezas de nuevo sobre...
—Es por eso que estoy aquí. Rhodes y Vision también. Incluso Parker. No estás solo, Tony.