No soy ella

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Ser amiga de Mindy me dejaba invitaciones a las mejores fiestas y en una de esas noches los escuche pelear. Tú le recriminas algo a mi amiga que te grito que eso ya era pasado y que tú eras un idiota. Se que no debí escuchar, pero no pude evitarlo y cuando escuché que ella se iba a ir me escondí.

En cuanto Mindy despareció en el pasillo salí de mi escondite para irme por el otro lado, pero tu estabas en la puerta del cuarto mirándome. Tus ojos avellanas me penetraron hasta el alma y tú te moviste para dejarme pasar contigo al cuarto. No sé por qué, pero entre a aquel lugar contigo y entre las oscuras penumbras nos besamos de manera desperada.

Esto estaba muy mal en muchos sentidos, pero cuando comenzaba a tomar confianza tú te alejaste para irte. Yo me quede en ese cuarto con lágrimas en los ojos porque una vez más me recuerdo que no soy ella.