A la mañana siguiente, ____ inspeccionó su armario. Aquel día no quería pasar desapercibida. Quería vestirse del modo en el que se sentía, alegre y feliz. Quería encajar con la cultura de la isla.
Quería que Harry se fijara en ella.
Una hora antes de reunirse con él, se dirigió a la zona comercial del resort. Eligió media doce de libros infantiles y de cajas de pinturas para la clase de Kasanita. Entonces, empezó a probarse ropa. Se decantó por fin por un vestido de estampado tropical en color lima y rosa fuerte.
Regresó a su suite y, tras mirarse en el espejo, decidió que aquel no era su estilo. Sin embargo, le gustaba ser diferente. Allí en Fiji no tenía que preocuparse porque la reconocieran. Allí no era la hija de un hombre importante ni la prometida de un político. Podía ser ella misma.
Se dirigía hacia la recepción del resort para reunirse con Harry cuando lo vio hablando con un par de empleadas del hotel desde la distancia. Iba vestido con unos pantalones cortos de color caqui, una camiseta blanca y llevaba el cabello ligeramente desaliñado. Su sonrisa resultaba arrebatadora, incluso desde aquella distancia.
En aquel momento, el corazón de ____ pareció desprenderse de su cuerpo y empezar un viaje propio.
No. Se frotó el pecho con la mano y trató de aliviar aquella sensación. Esperó un tiempo para recuperarse.
Ella no era experta en los hombres. Aparte de los compañeros de trabajo y de un par de novios adolescentes, su experiencia se limitaba a su padre y su hermano, que la habían querido mucho, y a su ex, que no la había querido tanto. Enamorarse de Harry no era una opción. Aquello era un romance de vacaciones. Nada más.
Prosiguió hasta la recepción del complejo, tomándose su tiempo al andar para conseguir que su pulso volviera a la normalidad.
Cuando llegó al lugar de reunión, Harry ya la estaba esperando. La observaba atentamente mientras ella se acercaba. ____ se sintió tan admirada como la noche anterior.
-Bula, ____ -dijo él mirándola de arriba abajo-. Hoy tienes un aspecto alegre y radiante.
-Gracias. Así es precisamente como me siento.
Mientras conducían hacia el interior de la isla en el lujoso coche de Harry, ____ le preguntó sobre el sistema de educación.
-Aquí, particularmente en las zonas rurales, carecen del dinero para material que los colegios de Australia dan por sentado.
-Háblame de este colegio que vamos a visitar.
-Acuden a él niños desde los cinco a los doce años, con dos clases, dos profesores y sesenta niños. Kasanita da clase a los niños hasta la edad de ocho años.
-Entonces, ¿cómo se pueden permitir ordenadores?
-No pueden.
-Ah, entiendo. Tú se los has donado.
-Es una buena causa -dijo él mientras se encogía de hombros.
-¿Y con cuánta frecuencia vienes a visitarlo?
-Cuando estoy aquí. Trato de que sea cada dos semanas. Es importante empezar desde edades tempranas, por lo que paso la mayor parte del tiempo con la clase de Kas.
-¿Cómo conociste a Kas?
-Su padre es el dueño de un negocio de yates que organiza excursiones a algunas de las islas. Ahora, basta de hablar de mí - comentó-. Supongo que te dedicas al diseño de moda.
-No. Eso es solo un hobby.
-Un hobby. Entonces, ¿a qué te dedicas?
-Trabajaba en las oficinas de la bodega.
