____ pasó a duras penas el día, pero la noche fue un maratón de resistencia. No hacía más que dar vueltas, lamentando su comportamiento. Harry había tratado de ayudarla y ella había reaccionado de un modo grosero, cruel y arrogante. Lo había acusado de no comprenderla por su propia historia personal. Había pronunciado unas palabras que ya no podía borrar.
A través de la ventana, observó cómo el cielo oscuro de la noche se teñía de tonos rosados. Harry había sido sincero. Sus palabras habían tenido como motivación el bienestar de ella. Durante un par de semanas, él le había hecho olvidar todo aquello, pero regresar a casa había sido como dar un paso atrás.
Él tenía razón. Vivir en aquella casa rodeada de recuerdos del pasado no era manera de vivir. Sabía que su familia serían los primeros en decirle que siguiera adelante con su vida.
Su teléfono móvil comenzó a vibrar sobre la mesilla de noche. Se sintió algo desilusionada al ver que se trataba de Suzette.
-Iré a verte esta tarde sobre las cinco -le dijo su amiga-. Tengo unas muestras para el desfile y quiero que les eches un vistazo.
-Bueno, Harry iba a venir esta noche a cenar...
-¿Y eso? Pensaba que lo vuestro había terminado.
____ cerró los ojos.
-Suz, ¿tienes unos minutos? Necesito hablar...
Después de la llamada de teléfono, ____ se ocupó de preparar la cena. Ostras, un guisado de cordero y patatas y una crema dulce de jerez. Una cena simple que le daría tiempo para disfrutar de la compañía de Harry y, con suerte, disipar la mala sensación con la que se habían separado.
Puso la mesa en la bodega con su mejor cubertería y su mejor vajilla. Entonces, eligió los vinos para cada plato y fue a prepararse.
Desgraciadamente, Suzette llegó tan solo diez minutos antes de que llegara Harry. ____ consultó el reloj.
-¿Podemos subirlos a mi dormitorio? -sugirió. No quería que él la viera rodeada de vestidos de novia.
-Te has olvidado ya de Flynn, ¿verdad? -le preguntó Suzette unos minutos más tarde, mientras observaba cómo ____ colocaba un vestido sobre la cama.
-Te aseguro que no me he olvidado más de nadie en toda mi vida.
-Bien. A pesar de todo, espero que esto no te disguste. ¿Qué te parece este como final de desfile? -le preguntó mientras le mostraba un vestido hecho a mano. Tenía el corpiño cubierto de perlas, que parpadeaban como estrellas en la noche-. Te sentaría estupendamente.
-Es muy bonito -replicó ella-, pero yo no soy modelo. Además, estaré muy ocupada asegurándome de que todo va bien y de que la gente está comprando.
-Me parece bien. Jamás te pediría que hicieras algo con lo que no estás cómoda, pero pensé que podría ayudar a exorcizar un par de demonios.
-Ya se han exorcizado. Me siento mejor de lo que he estado en los dos últimos años.
-Eso ya lo veo -afirmó Suzette-, pero ten cuidado con ese Harry, ____. No quiero ver que te hacen daño de nuevo.
____ apartó la mirada.
-Lo sé. Tendré cuidado. Es que... a veces pienso que tal vez si él supiera...
-¿Supiera qué?
«Que lo amo y que no me puedo imaginar la vida sin él».
-No importa -replicó sacudiendo la cabeza-. ¿Qué hay en esta caja?
Levantó la tapa y sacó un vestido de tul con una tiara para el velo a juego.