Resultaba indescriptible el rechazo que provocaba en Jack el simple hecho de pensar en acudir a una fiesta. Durante toda su vida fue así y ahora no iba a ser menos; sin embargo, por más que detestara dichos eventos, si quien le pedía asistir era el manipulador prodigio, no existía la posibilidad de una respuesta negativa.
Realmente, el trajeado camuflaba su contestación diciendo que todo era culpa del "pico de oro" de su pareja, mas la realidad era que no era capaz de negarse a cualquier pedido que le hiciese Gustabo. El mero hecho de verle sonreír, ya era justificante suficiente para complacerle.
Como consecuencia de lo mencionado, Conway y García, se hallaban en el departamento de Freddy envueltos por una multitud de personas.
- ¡Papá! - gritó Horacio, en un intento de ser escuchado por la pareja que se encontraba frente a él - Al final vinieron - concluyó rodeando los hombros de su mejor amigo con uno de sus brazos, mientras que con el otro sostenía lo que parecía ser Ron con Coca-Cola.
- ¡Perraco! - exclamó el rubio denotando la alegría que le evocaba la presencia del contrario.
- ¡Perro! - devolvió el gesto el portador de la cresta.
- Sí, al final decidimos venir. Espero que no nos vayamos a arrepentir - comentó Jack con desánimo tras terminar de beber lo que restaba de su vaso de whisky.
- Pero, abuelo, no se me decaiga... Que si usted no disfruta, él tampoco lo hará - explicó Pérez abandonando los hombros de su hermano del corazón, para dejar un leve apretón en el hombro de su "cuñado".
- Que no te sorprenda, siempre se pone así en cualquier fiesta. Ni siquiera sé por qué viene - agregó ahora el de nacionalidad rusa, uniéndose al grupo con su infaltable vaso de vodka.
- Joder, yo lo intento, pero estos sitios me superan... Cada rincón que miro me desagrada, desde las personas restregándose como si su puta vida dependiera de ello hasta la música de los cojones - mencionó señalando uno de los altavoces por los cuales se escuchaba claramente la reproducción de la tan reconocida canción "4K".
- Eso no suena a que lo estés intentando - respondió Horacio bebiendo del trago.
- Es que ya está mayor para todas estas cosas, para él las noches más reconfortantes son aquellas en las que se bebe su vasito de agua para terminar en la cama antes de las diez - acotó Volkov entre risas.
- Sin olvidar el sonotone... Otra evidencia de que los años no vienen solos - comentó Pérez siguiéndole el juego a su pareja.
- O la forma de hablar ¿Quién dice "inefable" hoy en día? - continuó el ruso luego de acabar con su bebida de un solo trago.
- Igual, mucha formalidad al hablar, pero un "buen trabajo" es imposible que se le escape - dijo el portador de la cresta simulando un puchero.
- Vamos a ver, si de por sí ya no quería venir, dudo que quiera quedarse con tal recibimiento - habló Gustabo interrumpiendo la burbuja de burlas que había creado la pareja contraria.
- Pero si él sabe que le queremos - replicó Viktor tras sentirse regañado por las palabras del rubio.
- Aunque esté decrépito - concluyó Horacio para luego soltar una sonora carcajada.
El Comisario no quedó atrás ante el acto de su novio, siendo que a la brevedad comenzó a reír eufóricamente junto a él.
Mientras que García presenciaba dicha escena se percató de la ausencia de Jack; por lo que, con un pequeño ápice de preocupación, procedió a buscarlo con la mirada entre la multitud.
Tras observar el sitio durante lo que pareció ser el minuto más largo de la historia, decidió abandonar a la risueña pareja, con tal de encontrar a su invitado especial.
Acudió a la barra, a los baños, al escenario e inclusive controló cada rincón del recinto interior, sin embargo no lo halló por ningún lado; por lo cual, con su último atisbo de esperanza, se dirigió hacia el balcón del amplio departamento.
Tras llegar al lugar mencionado, notó cómo este estaba prácticamente vacío, solo se encontraba en él un pequeño grupo de personas y su tan buscado objetivo.
Jack se encontraba de espaldas al sitio de la fiesta, observando desde el balcón la gran ciudad, siendo acompañado única y exclusivamente por un vaso de whisky, casi vacío, y por un cigarrillo, el cual parecía disfrutar como si fuese el último.
- Hola... - mencionó el rubio apoyando con delicadeza su mano en el hombro ajeno.
- Perdón por irme sin más - murmuró percibiendo la calidez del tacto.
- Lo entiendo, pero podrías haber avisado - contestó con suavidad a la vez que preocupación.
- Dije que iba a por un trago. Seguramente el bullicio impidió que se me escuche - aclaró tras dar una extensa calada a su cigarrillo.
- ¿Puedo? - consultó señalando el cigarro del contrario, quien con una respuesta implícita le dio permiso para compartir filtro - Gracias - agregó luego de dejar escapar aquel humo de sus pulmones.
- Volvamos - decretó el de mirada oscura apartando la mano que se encontraba sobre su hombro, con la intención de entrelazarla entre sus dedos.
- No tendríamos que haber venido - concluyó el rubio tomando la mano ajena.
- ¿Qué? No. Me refiero a que volvamos adentro, a la fiesta - explicó el trajeado, viendo cómo la cara de su acompañante denotaba confusión - Que sí, coño, que para algo hemos aceptado la invitación de Trucazo - agregó dando a entender que se trataba de un hecho obvio.
- ¿Seguro? Podemos regresar a casa si así lo prefieres, no hay problema - comentó Gustabo aún inseguro de la actitud de su novio.
- Que sí... - contestó girando sus ojos, para posteriormente tirar de la mano contraria con tal de dirigir ambos cuerpos al interior del recinto.
Tras ingresar nuevamente al departamento, comenzaron a encaminarse hacia el centro del salón. Luego de algún que otro empujón y un par de insultos por parte de ambos al tono de "calvo" o "capullo", consiguieron situarse en una posición que, a pesar de encontrarse rodeada completamente por personas, lograba darle el espacio suficiente a ambos para no percibir los cuerpos del resto chocar eufóricamente con los propios.
- Aún estamos a tiempo de regresar - habló García sobre el oído ajeno, anhelando que se le escuche.
- Pareciera que tú tienes más ganas de volver que yo - contestó Conway entre risas.
- Me estoy asegurando de que no te vayas a arrepentir - esclareció el de mirada azulada utilizando aquel característico tono que empleaba cada vez que buscaba conseguir aquello que deseaba.
- Espero que no sea otro el que se termine arrepintiendo - replicó Jack tomando la cintura contraria con el propósito de acabar con toda distancia que pudiese existir entre ambos.
- Eso, nunca - finalizó Gustabo colocando sus manos sobre el cuello ajeno con tal de comenzar a besar los labios del trajeado.