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Odiaba el sentimiento de soledad que la ausencia de Hinata le provocaba.

Ese fue el primer pensamiento que tuvo al ver salir al peli naranja, no fue complicado saber que perderían, ya lo sabia, desde que Daichi lo miró con tristeza, le habían quitado la espada al guerrero y en una batalla contra un dragón pelear con un escudo era casi sentencia de muerte.

Nadie quiso hablar durante el trayecto al hospedaje, los de tercero sólo miraban en silencio la cuidad, Nishinoya lloraba abrazado a Tanaka, escuchaba los suaves susurros en donde decía que debió prestar más atención a Hinata, cerró su mano, era frustrante, sus ojos siempre perseguían aquel sol, pero por algún motivo no vio cuando esté se apago. Fue raro que al llegar solo Yachi estuviera sentada en la puerta, Ukai-san recibió la nota que esta le extendió, fue extraño como todos miraron al suelo - ¿por qué no se siente el olor de Hinata? - su voz salió más fuerte de lo que quería, el entrenador lo miró sorprendido y señaló la entrada - vengan, hablemos adentro de lo que sucedió hoy - todos entraron en silencio, mirando el suelo y con una oscuridad sobre sus cabezas. Sabían que no hablaran sobre el partido, el tema sobre Hinata era más importante que un simple juego perdido.

-¡¿Cómo que sufrió una sobre dosis de supresores?! - la voz de Nishinoya sonó por toda la habitación, sus manos era pequeños puños, Daichi acarició su cabeza - el doctor mandó un informe, sospecha que Hinata tomó más de cuatro supresores por día, tal parece que tenía cuatro días haciendo esto, en el informe dice que su cuerpo colapso y explotó porque Hinata olvidó tomarse un supresor. Por órdenes médicas Hinata fue llevado a su casa, su madre vino por él, deben estar en camino. Sé que quizás Hinata se sienta responsable de lo que sucedió pero esto es falso es culpa... - El fuerte golpe en el suelo silencio al entrenador, Daichi miraba lleno de ira el papel en sus manos, le dio el papel a Tsukishima y miró a Ukai-san lleno de enojo - la culpa es mía, soy el capitán y no lo note, deje que un chico de primero sufriera y aun peor deje que su salud se viera comprometida, lamento mucho no ser más precavido, no notar que Hinata estaba... - la risita del maestro dejó a todos sorprendidos, se levantó en silencio y con cariño acarició la cabeza del capitán - la culpa es de nadie y al mismo tiempo de todos, Ukai-san y yo debemos velar por nuestros estudiantes, los de tercero cuidar de los menores, los compañeros cuidarse entre ellos, cada persona debe cuidar de sí misma, Daichi-kun, Hinata sabía lo que hacía, él más que nadie sabía el daño que se estaba causando. Les pregunto ¿creen que Hinata quiere verlos así? Él estará bajo cuidado ahora mismo, yo hable con su madre después de que ella lo recogió, comentó que Hinata no ha parado de llorar y de pedir perdón. Esto es solo un recordatorio para todos, no olviden que ahora son niños, no olviden este sentimiento y entiendan que al igual que Hinata todos tenemos una sed de victoria que nos obliga a hacer locuras. No se preocupen ni se culpen de nada, Hinata dio su corazón en este torneo al igual que todos aquí. Solo esperemos a que vuelva para darle un sermón por no cuidar de sí mismo ¿no capitán? - Daichi soltó una risa y aunque aquel ambiente pesado se disipó un poco, aún sentía en su mente nublada, Hinata era en un idiota, sin duda que lo era, pero él... Debió poner cuidado a su compañero, debió notar sus torpes movimientos, su respiración agitada después de los saltos que usualmente no lo cansaban, la pesadez con la que movía sus manos, los saltos con milisegundos de retraso, la pesadez en sus ojos, debió cuidar más de aquel sol.

Una semana entera, eso se demoro el de pelo naranja en volver al instituto y aunque los regaños y abrazos para este no faltaron, notó como aquellos brillantes ojos lucían apagados.

Esa tarde mientras caminaban de regreso a casa noto como Hinata soltaba pequeñas lágrimas - perdón Kageyama... No alcance a terminar de rematar tus colocaciones - se sentía mal, en verdad que odiaba ver llorar a aquel revoltoso ser - perdóname tú a mi, debí notar tu estado, solo que pensé que era por el momento... Se que no quieres que lo diga, lo noto en la estúpida cara que estas haciendo pero lamento mucho no verte mejor - sintió ganas de abrazar a aquel enano que temblaba con la mirada baja... Claro eso hasta que sintió la patada en sus piernas - ¡Cállate! Si sabes que no quiero pues cierra tu boca ¡Bakayama! Dios no puedo creer que me disculpe con el idiota del rey - sintió que a su ojo derecho le dio un tic y sin esperar mucho golpeó fuerte la cabeza contraria - ¡Cállate tú idiota! ¡¿Quién no sabe lo peligroso que es tomar tantos supresores?! Juro que eres como un perro, yo que me preocupo por un idiota que no sabe lo que es Pi - Hinata lo miro molesto, luego le mostró su lengua - tú tampoco lo sabes, idiota. Además no me hables de supresores que un día tomaste un supresor de omegas ¡Eres alfa! No tomes supresores que obviamente no te harán nada - Soltó su bufido, ese día se equivoco, no es como que pensara que ese supresor le podría ayudar. Miro al más bajo, el cual susurraba que era un idiota, sonrió, odiaba ver al sol de Karasuno ser opacado por las nubes.

Días De VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora