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Era un día de esos en donde el sol brilla con fuerza, la brisa movía suavemente su cabello, ponía escuchar los susurros de las hojas caer al ritmo del viento, sintió su corazón golpear con fuerza contra su pecho, sus pies caminaron al ritmo del suave violin que sonaba al fondo, su agarre sobre el brazo de su madre se apretó y está soltó una suave risita que era opacada por los susurros de las personas.

No presto atención a lo que mencionaba aquel hombre de traje blanco, sus ojos miraban constantemente al pelinegro parado a su lado, tan solemne e indiferente como si este día no fuera algo importante o como si simplemente fuese otro acto de protocolo de algún partido, apretó el ramo lleno de orquídeas blancas y un suave pinchazo a su lado le hizo volver al mundo - boke...aceptas o no ser mi esposo? - esa fría voz sonaba divertida, la mano sobre su mano era cálida, miró al sacerdote verlo con duda y una enorme sonrisa se abrió paso en su rostro - claro que aceptó - susurro lleno de emoción, sabía que seguía, podría por fin besar a su ahora esposo, cuando sintió los suaves labios posarse sobre su boca no pudo evitar soltar un suspiro encantado.

Habían demasiadas personas felicitandolos, sus amigos de la preparatoria, amigos que hizo en Brasil, amigos de Tobio, funcionarios del gobierno y sus familias, todos con rostros alegres.

Noto como Kenma empujaba a Kuro y como este último cargaba a un tierno bebé idéntico a su pequeño amigo - felicidades Shoyo - la perezosa voz del rubio le dio risa. Luego de ese leve saludo, Tobio tomó su mano y sonrió juntando sus frentes, su estómago dio vueltas y sentía su propio rostro arder ante las suaves palabras que fueron susurradas contra sus labios.

Nunca pensó que él verano podría sentirse tan bien

Caminar con su creciente panza era complejo, se sentía muy agotado y aburrido, así que prendió el televisor y busco algun canal que captará su atención, paro cuando vio el canal deportivo mostrando una serie de partidos en donde salía Tobio, su sonrisa creció al notar como hacia ese tiro traicionero y los bebés en su vientre se movieron levemente - si!  Es su papá, él es que está jugando en la televisión pero yo soy mejor, ya verán -  susurro acariciando con suavidad en donde se movían los bebés, aquel dulce momento fue interrumpido por un resoplido divertido y luego unas manos lo jalaron hasta chocar con un fuerte pecho - ¿que tonterías dices a los bebés? -  la voz de su esposo sonó contra su oído y un escalofrío recorrió su espalda - solo la verdad, soy mucho mejor que tú - murmuró haciendo un puchero y golpeando con suavidad la mano contraria, sin embargo solo sintió un apretón y como Tobio lo llenaba de tiernos besos... Se sentía tan bien estar asi

Días De VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora