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Era viernes en la tarde, el sol comenzaba a bajar y a cubrir el cielo de un hermoso naranja, varios autos recorrían los caminos a gran velocidad y entre los sonidos apaciguados de las aves unos fuertes suspiros y el rechinido de una bicicleta lograron surgir, los cabellos ondulados se movían cada que su dueño pedaleaba, el frío viento golpeaba su risueño rostro, sus ojos brillaban llenos de emoción, había pasado su celo, su madre le había dado una pastilla para que pudiera salir y kageyama le había escrito hace un par de horas que lo esperaría en el gimnasio para jugar un poco los dos solos.

Su pie derecho toco el suelo, vio como aquel serio rostro que tanto adoraba estaba hinchado, la venda en la mejilla y la mirada sorprendida lo hizo temblar, la mujer al lado de Kageyama lo miraba con curiosidad disfrazada de seriedad - ¿eres amigo de Tobio? Siento que he visto tu cabello en alguna parte... - la voz era suave, muy fría y sin sentimiento alguno, pero suave, no quiso mirar al hombre que hablaba por su celular como si no hubiese nadie más que él. Bajo de su bicicleta y dando unos pocos pasos abrazo a aquel rematador - eres un idiota ¿te peleaste? Los reyes no pelean - cuando sintió como las manos del otro lo envolvían en un fuerte abrazo miró a la señora de cabello negro liso - soy Hinata Shoyo, hago parte del equipo de vóleibol de Karasuno, juego con Kageyama - la mujer sonrió al ver como su hijo aspiraba el aroma de aquel niñito.

Durante el fin de semana Kageyama lo llamo varias veces, la voz del peli negro era suave y baja, casi como si le hablara a un pequeño animal, lo cual le dio risa en varias ocasiones.

Kageyama era tierno

El problema ocurrió el lunes cuando el entrenador decidió que Kageyama no podría participar en las prácticas durante toda la semana, el peli negro explotó.

Así que cuando entró al gimnasio choco directamente con una horrible mezcla de hormonas, Tanaka tenía cargado a Noya-San quien lloraba y temblaba presa del miedo, no sólo Noya-San estaba así, varios de sus compañeros omegas eran presas del miedo, su mirada viajó hacia los dos alfas que gritaban y usaban aquella asquerosa voz que los alfas usaban para demostrar su poder ante los demás. Tsukki se paro a su lado, tocó su hombro - Quieres salir? Ya saque a Yamaguichi y los demás están sacando a los otros, el rey está inconforme con el castigo que el entrenador nos puso, así que esta así, ven, deja que se maten entre ellos - Tsukki comenzó a llevarlo a la salida cuando sintieron el fuerte gruñido que provenía donde hasta hace un momento dos alfas gritaban - ah Dios, pensé que no te había visto, que fastidio - Tsukki soltó su hombro con lentitud y se alejó mientras miraba hacia atrás, sin saber porqué un miedo recorrió su cuerpo, se sentía igual al día que golpeó a Kageyama con el balón en la cabeza... Pero aún con aquel miedo dejó salir sus feromonas, aún cuando sus rodilla temblaban dio la vuelta, aún cuando las lágrimas rodaban por sus mejillas y el sudor mojaba sus palmas, aún así abrió los brazos hacia el peli negro y dibujo una sonrisa estúpida. 

Sintió el choque de otro cuerpo contra el suyo y como sentados en el suelo, kageyama lo abrazaba con fuerza, tenía la cabeza del contrario contra su cuello y el olfateo le hacia cosquillas, era como un perrito.

Días De VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora