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aquella noche después de mucho tiempo, por fin dormía cómodo, el aroma suave de aquel estúpido pelinegro le hizo sentir una enorme seguridad, todo el cansancio se fue en un suspiro y dejo salir todo el conjunto de feromonas que había estado encerrando dentro de si mismo, aquella mezcla de olores le hizo recordar su noche especial...bueno en realidad fue la primera y ultima vez que lo hicieron, cuando recién había llegado a Brasil una inexplicable sensación de miedo y soledad lo atacó, su compañero de cuarto era un beta y simplemente lo ignoro por más de tres meses, ese día en el que su billetera fue robada y su celo lo atacó con fuerza se sintió tan perdido, tan diminuto en un mundo tan grande que quiso regresar a los brazos del pelinegro y que este con el amor que le tenía le dijera que todo estaba bien y nunca se volvería a sentir solo, entonces lleno de calor, confusión y miedo lo llamó, como esperaba Tobio no contestó a sus llamadas, para empezar gritar su nombre no lo traería y el solo pensamiento de bajar de su cama a buscar su celular lo hacia marear

Ese fue su primer celo en donde lloro y rogo por su alfa...pero no fue el último 

 Cuando su teléfono sonó ya era oscuro afuera de su ventana, tomó con cansancio el aparato que no dejaba de sonar y con voz adormilada contestó - ¿sí? - escucho el ruido de la música del otro lado, también el pitido de los autos y las risas a lo lejos - ey boke ¿Dónde estas? resulta que tenemos un partido en Rio y quiero verte - la voz del alfa sonaba encantadora, tan madura y sexy, soltó un suspiro cansado y bostezo con pereza - en mi casa, te habló en la mañana ¿de acuerdo? el vuelo fue agotador y mañana debo ver a Kenma, te amo - y dejo caer el teléfono en el suelo, se enrollo en el suéter de Tobio y volvió a dormir. Esa noche soñó con las manos de su alfa recorriendo cada rincón de su cuerpo, su lengua tibia lamiendo su cuello y bajando por sus pezones, soñó con la carrasposa voz susurrándole amor eterno en su oído mientras se unían en un infame acto de lujuria, con el olor mezclado de ambos envolviendo toda la habitación como si del mar se tratase, soñó con las gotas transparentes de sudor bajar por el cuerpo esculpido de su amado, con sus dedos dejando marcas en aquellos grandes hombros y con aquella boca caliente dejando un rastro de saliva, mordidas y chupetones a su paso. El calor brotando de sus poros, los susurros de amor y deseo, las estocadas y las mordidas, eso fue su sueño, uno sucio y lujurioso que se acabó cuando se sintió llegar al clímax y grito por ser llenado, ese fue el fin, allí sin precaución se despertó sudando y agitado, el sol brillaba con fuerza, la alarma no dejaba de sonar y su sabana estaba húmeda de su cintura para abajo, soltó un suspiro y tomó el teléfono, miró un momento perplejo las notificaciones, había por lo menos unos 30 mensajes de parte del alfa y el último le pedía una explicación del porque estaba en Japón y él no sabia - aghh!!! no fue parte de un sueño, enserio hablamos anoche...ahora estará enojado?. Bueno no, lo más importante es que le diré - levantó la sabana con incomodidad - y que hare con esto...- se tiro de nuevo en la cama, era agotador querer algo y saber que esta al otro lado del mundo...

Días De VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora