Su madre tocaba la puerta de su cuarto por tercera vez en el día - Shoyo dejare aquí la cena, cómela por favor - soltó un fuerte suspiró, le dolía su vientre y las nauseas aumentaron al sentir el olor de la comida, recorrió con su mano el frío futón en busca de aquella cálida camiseta, sintió la suave tela y con cuidado la puso sobre su cara, adoraba aquel olor, amaba como Kageyama olía a una mezcla extraña a flor blanca, aceite eficascente y un fuerte olor mentolado, era como... - el olor del Air Salonpa ¿Quién demonios huele tan perfecto en este mundo? - su mano derecha bajo hasta su entrepierna y sin dejar de oler aquella camiseta robada comenzó a acariciar su miembro, suaves suspiros salían de su boca mientras subía y baja por aquel pedazo de su cuerpo que no dejaba de doler, con su mano derecha termino de bajar su pantalón, movió su dedo sobre ese lugar que no paraba de derramar ese liquido transparente, lleno de miedo y curiosidad, se hundió en su interior, la fuerte sensación de presión en su parte trasera lo hizo morder sus labios.
Con aquella que mano remataba los balones que aquel con el cielo en los ojos le pasaba y con su dedo en su interior su mente comenzó a divagar como siempre, se imagino en la cancha bajo la mirada sería del más alto, su cuerpo tembló bajó su propia mente, enterró su segundo dedo en ese lugar, abrió su boca dejando que la saliva saliera y terminara sobre la almohada mezclándose con el sudor que caía de su frente, su mano izquierda apretó con fuerza su miembro mientras imaginaba al colocador lamer su cuello, se sintió en el aire cuando su mente formo imágenes donde ambos se volvían un ser, donde los líquidos de sus cuerpos se mezclaban en una infinidad de deseo y locura, sus piernas se tensaron al imaginar esas manos recorrer cada parte de su pequeño cuerpo y ser sometido ante la mirada altanera del más alto - Más...kageyama - susurro a la nada mientras su mente viajaba entre fuertes envestidas y salvajes mordidas.
Sintió el vibrar de algo contra el suelo pero los sonidos en su cabeza mezclados con suaves gritos y ahogados suspiros le impedían prestar atención a su entorno. Cuando su tercer dedo irrumpió con velocidad en su interior soltó un grito, se vio a si mismo debajo de su amigo siendo tocado sin pudor mientras ambos soltaban pesados suspiros, movió sus dedos buscando en su interior algo, Kageyama imaginario le sonrió con picardía mientras bajaba a su miembro dejando saliva por todo su pecho, su mano formo circulos en la punta de su falo, las manos grandes del rey abrieron sus piernas y la lengua de este lamio ese liquido que bajaba desde su entrada, movió sus dedos mas a fondo, Kageyama se separo dejando la saliva caer por el mentón y comenzó a meter su miembro, mordió sus labios evitando gritar de placer, el gran miembro del alfa se abrió paso en sus entrañas, el sonido de su zona baja se oía pegajoso, aquel rey le sonrió dando fuertes envestidas, algo vibro de nuevo, Kageyama mordió su pierna mientras metía su pene de forma dura y salvaje, los sonidos en su puerta eran suaves, sintió su interior abrirse al miembro del colocador - mmm Kageyama más...hazlo más fuerte, quiero más - susurro con una voz llena de deseo, los golpes en su puerta sonaron de nuevo, el pelinegro le sonrió como solo él lo hacia y movió las manos sobre su rosado miembro, su mano izquierda se movía con rapidez de arriba a abajo, la imagen del más alto se volvió borrosa, sus piernas se estiraron por la cama, su mano derecha salió de su interior a la vez que sentía un fuerte espasmo recorrerlo, miro cansado los dedos de su mano izquierda, estaban llenos de semen - ughh demonios, ensucie la camiseta - susurro mientras estiraba ambas manos al techo; en definitiva fantasear con Kageyama era algo malo..
cuatro días, eso decía su celular, cuatro días en donde su cuerpo no había descansado, cuatro días en donde no sabía que era real y que una fantasía, cuatro días en donde uso al colocador como material para masturbarse, cuatro largos y pesados días - que fastidió, aun me quedan otro par de días y no puedo tomar supresores, genial Shoyo, porque no piensas en el futuro más, estaría jugando voleibol ahora mismo si no hubiera tomado todo eso, aghhh ya quiero ir a la cancha - suspiro cansado, desde el accidente del año pasado, su madre había pasado de ser una mamá cuervo a ser una agila que vigilaba siempre a su polluelo, cada que el celo estaba cerca, sus supresores eran guardados por su madre y así es que era obligado a pasar toda la semana con aquel horrible calor - ¡no puedo soportar esto por siempre! me gustaba más cuando solo eran tres o cuatro días - y es que el supresor ayudaba con los días menos fuertes del celo, los días finales todos los omegas comenzaban a tomar sus supresores para poder disminuir los efectos del celo - ¡TODOS MENOS YO! GRACIAS MAMÁ!! - grito molestó, el golpe en su puerta le hicieron calmar su pequeño berrinche, sintió la risa de su hermana y la de su madre - disculpa, yo no tuve una sobredosis de supresores por un partido, así que mejor dale las gracias a esa personas, además sopórtalo señor "señuelo más fuerte" - sus mejillas se tornaron mas rojas, odiaba cuando ella tenía razón porque eso significaba soportar las burlas diarias, como ahora mismo, soltó un bufido y tomó su celular, tenía el chat de kageyama lleno de mensajes de este, era chistoso como solo le escribía de noche para decirle lo aburrido de su día o de como Nishinoya golpeaba a Tsuki con el balón cada que este le decía algo a Yamaguchi.
Pero más que eso, adoraba que Kageyama le contara sus días, adoraba hablar con Kageyama, era tan simple que hasta su mente lo entendió...bueno después de casi un año y medio lo entendió.