Nivel 6

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Nos quedaríamos como una semana, diciéndonos que generalmente se quedan ese tiempo cada seis meses ya que el trabajo del muchacho le exigía su tiempo y dedicación. Por mí, no problem.

La casa era amplia y acogedora; tenía una cocina-living, sala, dos habitaciones, un único baño, un estudio que usaba para la creatividad y un precioso patio trasero. Todo demasiado bonito. Por lo visto al dueño le iba bien y me alegraba por él.

–Mamá, tú dormirás conmigo en mi cama – dijo Jung Hyun, el hermano de Jungkook, señalando su cuarto -. Las abuelas se quedan en la otra que tiene dos camas individuales – señaló la habitación de al lado -. Ustedes pueden quedarse o en la sala o en el estudio.

Jungkook me miró, supongo que queriendo saber si tenía alguna preferencia, pero simplemente me encogí de hombros: –Elige tú dónde quieras. Te puedes quedar en la sala y yo en el estudio, o al revés.

–¿Te incómoda dormir en el mismo lugar? - me preguntó, con una pequeña mueca.

–No, solamente pensé que querrías estar solo.

Mientras debatíamos, Jung Hyun nos observaba con esos ojos que tienen los mayores al darse cuenta de lo grandes que se ponen los que alguna vez fueron pequeños; con ternura. Al final decidimos que Kook se quedaría en el estudio y yo en la sala, ya que fui tan terca con respecto a que la última vez el pelinegro se había quedado durmiendo en el sofá, así que ahora me tocaba a mí hacerlo. Y no aceptaba un no.

–Están en su casa – nos dijo a mi abue y a mí, sonriéndonos ampliamente -. En un rato si quieren vamos a recorrer la capital.

Todos asentimos, yéndonos a nuestros lugares para dejar las maletas. Estuve un rato escaneando el sitio, hasta que el segundo pelinegro me trajo unas mantas y una almohada. Se veía radiante y se parecía demasiado a Jungkook; era atractivo, alto, delgado, tenía el cabello más corto, y a diferencia de aquel, no tenía pircings. Desde que llegamos fue servicial y amable, abriéndonos las puertas a un par de extrañas. Simplemente generoso como su hermano.

Aunque menos llamativo desde mi perceptiva.

–Katherine, ¿cierto? - asentí, sonriendo -. Veo que te llevas de maravilla con el pequeño monstruo. Eso es un logro – se rió. Hasta su sonrisa era muy bonita, sin embargo seguía sin llamarme la atención como lo hacía otra -. No es que sea un neandertal, pero desde siempre fue reservado y más con las chicas. Y bueno, tú eres una chica.

–Gracias, no me había dado cuenta antes – respondí sarcásticamente, avergonzándome a los minutos por haber hablado con tanta confianza.

Pero sencillamente se rió todavía más.

–Ahora capto porque se llevan tan bien.

–¿Qué hacen? - y como si sintiera que hablábamos de él, se apareció el mencionado, posicionándose al costado de su hermano, observándonos detenidamente -. ¿Estarás cómoda aquí? - me interrogó, algo preocupado -. En serio puedo dormir en el sofá...

–Jungkook, ya te dije que estoy bien.

–Pero...

–Hermano, déjala; ella sabe lo que hace – le interrumpe el mayor, pasando su brazo por los hombros del otro, haciéndole un tipo de llave de repente.

Comenzaron a retorcerse, Kook intentando liberarse, y a reír. Me gustaba esa imagen, era muy tierno verlos tan contentos por el reencuentro. Se notaba a leguas que se entrañaban mucho. Me hacía sentir cálida en cierto modo tanto amor en el ambiente. Era agradable.

–¿Ya nos vamos o seguirán bobeando? - apareció la madre de los dos niños, sonriendo -. Las abuelas ya están afuera. Vamos.

Jung Hyun tenía una camioneta de cuatro puertas, con una caja de carga detrás, por lo que Kook y yo nos pusimos ahí y todos los demás adentro. Al andar, el viento nos daba de lleno, alborotando nuestros cabellos, provocando que estos fueran para todas las direcciones. Como el mío era más largo, me caía en toda la cara, así que me lo até intentando controlarlo, con éxito. Jungkook en cambio aunque podía hacer lo mismo que yo, lo dejó como estaba, y veía como las hebras negras se le iban a los ojos.

Virtual Love | JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora