Nivel 23

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–Prométeme que me llamarás cuando llegues al apartamento – implora mi abuela, casi al borde del llanto.

–Claro que sí – asiento, tomando el asa de mi última maleta -. Enseguida que baje del tren te mando mensaje. Prometo llamarte todas las semanas. Vendré a verte cada vez que pueda, y traeré a Yoongi conmigo, ¿okey?

Sonríe a medias, entre la desazón y la alegría.

–No puedo creer que te marches de la casa. Cuando decía que te fueras, era en chiste – exclama, intentando aguantarse como puede las ganas de llorar -. Ahora que te vas a vivir sola, no sé qué haré todo el día.

–Pues, puedes empezar clases de zumba o gimnasia – sugiero en pos de ayudarla a que no se sienta sola por el hecho de dejarla, acariciándole las muñecas -. Puedes hacer una casa de acogida. O aprender idiomas. Tienes muchas opciones para empezar.

–Sí, pero no estarás aquí conmigo, aprendiendo – y finalmente se larga a llorar, tapándose la cara con las manos.

No puedo más y la abrazo fuertemente, largando lágrimas también. Nos quedamos abrazadas largo rato, no teniendo las ganas de soltarnos porque eso implicaría tener que marcharme ya.

¿Qué ha pasado? Bueno; en primera, me marchaba de mi hogar. ¿Por qué? Porque me inscribí a la universidad de informática y tecnología de Seúl, y por muy extraño que parezca, me aceptaron. Así que me mudaría a la capital, ya que transportarme de Busan a Seúl era una mierda con eso de tener que viajar todos los días en tren. En segunda, me iría a vivir sola... okay, no tan sola; Yoongi sería mi compañero de piso. Él consiguió un puesto de compositor gracias a los contactos de Jung Hyun, en una pequeña empresa. No es que ganara la gota gorda, pero sí lo necesario para estar cómodamente sin demasiadas complicaciones financieras. Por mí parte, y gracias a la pensión que había estado recibiendo de mis padres desde que habían cedido mi custodia legal y que mi abuela guardó arduamente para mi futuro, habíamos conseguido un buen apartamento para ambos. Obviamente, con los gastos compartidos.

Terminé mis estudios secundarios y ya soy mayor de edad; puedo tomar mis propias y sabias decisiones. La primera fue independizarme y buscar un destino mejor.

–Abu, tengo que marcharme, que sino perderé el tren – le digo, limpiándome las lágrimas.

–Está bien. Acuérdate de comer todas tus comidas, de no excederte ni estresarte, intenta que tu cuarto este medianamente ordenado y principalmente, báñate.

–Yo siempre me baño – refunfuño, cruzándome de brazos como una niña, mientras ella se reía de mí. Sonrío feliz de que se ría a pesar de esto -. Te extrañaré.

–Y yo a ti, bebé – me besa las mejillas, la frente y la nariz -. Siempre que necesites algún consejo sobre cómo manejarte en tu casa o sobre algo en particular, o si ocurre cualquier cosa grave, no dudes en llamarme. Yo estaré disponible las veinticuatro horas, ¿entendido? - insiste con apremio, acompañándome hasta el taxi que me esperaba en la entrada-. No sé qué más decirte. Tengo tanto en mi cabeza que no puedo pensar...

–Estaré bien – la tranquilizo, tomándola de las manos -. ¿Podría subir esta maleta? - me volteo hacia el chofer un segundo, este asiente y se lo agradezco -. Yoongi me ayudará en lo que necesite.

–Cuídate, cariño. Estudia mucho, sé buena chica, tráeme a algún novio a visitarme y usa protección...

–¡Abuela! - exclamo, riéndome -. Nos vemos, ¿sí? Cuídate, adiós – me subo al automóvil cuando el señor termina con mi equipaje, aunque en mi interior me esté costando montones marcharme de la casa que ha sido mi hogar por mucho tiempo.

Virtual Love | JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora