Nivel 26

35 4 2
                                    

–¿Qué pasó? - le interrogo, extrañada con su apresurada aparición.

–Quiero acompañante – balbucea, luego de recobrar el aire perdido.

No sé qué decirle; ¿me niego? En realidad no es como que quiera negarme, pero... no sé. Se sentiría raro el ambiente. Si no pudimos entablar ninguna clase de conversación en el apartamento de Sora, ¿de qué hablaríamos afuera? Además, era tan extraño que de la nada quisiera acompañarme. Luego de su indiferencia pensé que nuestro encuentro ya había finalizado completamente, pero verle delante de mí respirando irregular por el trote que hizo para alcanzarme, me hacía sentir extrañada, pero también muy complacida y con un hormigueo en el estómago.

Era como un puto drama. Solo faltaba que salieran palomas blancas, que las hojas de los cerezos cayeran por el viento y que nos envolviera una música melosa. Sí, claro, cómo no.

–Antes de que te niegues, y aunque tenga algunas copas demás encima, no me gustaría que anduvieras sola hasta tarde – dice, pareciendo totalmente sobrio y preocupado, y agrega: -. Y sí, sé perfectamente que no necesitas que nadie te cuide.

–Yo no iba a decir nada – refuto, a la defensiva.

Sonríe, y joder, sí que era malditamente guapo el desgraciado, como lo recordaba, o hasta mejor. Ese cabello largo le favorecía haciéndolo un ser exótico y demasiado atractivo, hasta tenía pinta de extranjero. Podía notar los múltiples aretes en sus orejas que le agregaban un toque sensual y misterioso. Aparte de ello, no se veían grandes cambios en él. Seguía teniendo los dientes más grandes que había visto en mi vida, sus ojos eran como dos luceros negros y su complexión física estaba bien trabajada. Sí, no había grandes cambios, aparte de lo condenadamente llamativo, que no se le iba ni con jabón.

–¿Estuviste llorando?

Puse los ojos en blanco, pareciéndome estúpida la típica pregunta que te hacen al ver la cara de marginada que traes. La mía debía de verse así, o peor.

–¿Para qué negarlo? Estuve llorando un segundo antes de que vinieras corriendo como todo un atleta en medio de una maratón – dije en burla, pero de repente también fastidiada.

–Wow... ah... no esperaba... no...Tú... - sus neuronas estaban fallando, porque no lograba formular ninguna frase, con cara de idiota en potencia.

Sí, realmente me encontraba enojada de la nada. Quería insultarlo para desquitarme. Pensaba que sería una de esas etapas, donde primero empieza con la negación y luego se va a la tristeza, o qué sé yo. Debía de estar en la etapa de la ira, porque me sentía con ganas de partirle un ladrillo en la cabeza.

–¿Qué no esperabas? - increpé, impaciente con que terminara alguna oración correctamente -. Dime, Jungkook, ¿qué mierda esperabas? ¿Esperabas qué? ¡Contesta!

–¡No lo sé! - exclamó entre temeroso y nervioso, notando el carácter que tenía en ese momento -. Esperaba un encuentro mejor de lo que surgió hoy - no contenté, porque yo también había esperado y no había ocurrió -. ¿No esperabas lo mismo?

–¿Qué esperaba? Esperaba que no te alejaras, pero lo hiciste. Pensé que después de esas vacaciones seguiríamos en contacto, pero simplemente ¡pluf! Desapareciste.Creí que eras mi amigo.

–Somos amigos – refutó, con el ceño fruncido, pero acongojado con el rencor que salía de mi voz.

–No parecía que lo fuéramos ahora, ni hace unos meses.

Se quedó en silencio, no sabiendo cómo continuar. Se le notaba lo mal que lo ponía discutir conmigo, pero en serio estaba tan frustrada con mis sentimientos que la única manera de liberarlos era gritarlos en su cara. Al mismo instante me sentía culpable por eso; no era su responsabilidad cargar con mis emociones. Él nunca me dio indicios de sentir algo por mí, fui yo quien se enamoró de él perdidamente y quién imaginó cosas que no habían. Ahora me encontraba con el alma destrozada martillando mi pecho, recordándome lo lastimado que quedó, pero no era culpa suya haberme herido. No supo lo que sentía. Si hubiera hecho caso a mi abuela cuando me recomendó revelarle mis sentimientos tal vez Kook habría tenido más cuidado con mi fragilidad, cuidando no lastimarme, pero decidí no abrir la boca y las cosas acabaron como acabaron.

Virtual Love | JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora