Una vez se descompuso tú auto y tú jefe se ofreció a llevarte. Aceptaste ya que Mingi estaba ocupado y creiste que no podría ir por ti.
No tenías ni 5 minutos en el auto cuándo sentiste su mano en tú pierna, dándose pasó directo a tú entrepierna. De inmediato alejaste su mano y luego te quedaste allí como tonta sin saber que hacer. Estabas a pocas calles de KQ y si corrias muy rápido podías lograr alejarte de él. Te quitaste los zapatos altos y lentamente te quitaste el cinturón de seguridad. En el instante en que detuvo el auto en un semáforo saliste disparada del coche, escuchaba como te gritaba pero no le hiciste casó en absoluto. Al estar cerca de KQ viste a Mingi salir de la empresa y gritaste su nombre, su cara se iluminó felíz y luego vio la condición en la que te encontrabas. Tenías tierra en tú uniforme y tus pies tenían varias heridas. No entendía nada hasta que escuchó un auto frenar fuertemente justo al lado de él y un hombre que te gritaba que te subieras al auto. Mingi al instante supo que era tú jefe, rodeó el auto y abrió la puerta del piloto, sacándole del cuello de la camisa y tirandolo al suelo mientras le golpeaba un par de veces en la cara. Lo detuvo con su pié en el cuello y luego llamó a la policía, que rápidamente llegó y se lo llevaron.
Estaba enojado, muy enojado. Pero se sentía mejor al ver como después de unos meses de juzgado lo metían a prisión.
Mingi creía que tú jefe merecía morir por lo que te había echo ,pero la justicia nunca era buena así que se conformó con los años de prisión que le habían puesto, además de una orden de alejamiento.
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° San
Los celos de San está vez ayudaron en algo.
La primera vez que fue a llevarte al trabajó, te llevó hasta tu oficina y se toparon con tú jefe. Alto, bien vestido, educado, amable y siempre le sonreía a los empleados.
Al llegar a casa ,San te dijo que no te acercarás tanto a tú jefe porqué lucía como un pervertido, a lo que tu sólo reiste y le dijiste que sus celos estaban llendo un tanto lejos.
S: Cariño, un pervertido o violador no siempre tiene que lucir cómo un indigente, mal vestido, o como alguien anormal. Los peores siempre son los de sonrisa impecable y amables, son los que siempre hacen lo que quieren porque nadie sospecha de ellos, no déjese que se acerque mucho a ti y no te quedes a solas con él. No bromeó está vez.
Tenías que admitir que te dio miedo lo que San dijo, pensaste claramente e hiciste lo que San te había dicho, principalmente por seguridad. Unas semanas después San te regaló un gas pimienta para que lo usaras si algo malo pasaba, nunca creiste tener que usarlo.