- ¿Tienes miedo mujer?
- No.
- Ya veo...creo... que comienzo a entender...
No podía creer lo que sus ojos veían... la Cuarta Espada, Ulquiorra Schiffer se desvanecía frente a ella. Sabía que era el enemigo. Intentó matar a su amado Kurosaki-kun, la secuestró y mantuvo cautiva e incluso, intentó destruir su fe en sus amigos. No, no le temía. De hecho lo compadecía. Una vida sin amigos, sin seres queridos. Sí, lo compadecía. Pero en ese último instante, cuando él estiró su mano, por alguna razón ella también trató de tocarlo. Quiso tocar su mano pero no pudo. En un parpadeo, sólo quedaban cenizas.
- Ul...qui...orra...Ulquiorra...¡Soten Kisshun I reject!
- ¡¿Inoue qué estás haciendo?! –gritó Ichigo - ¡Detente!
La verdad, ella tampoco sabía lo que estaba haciendo. Escuchaba el terror en la voz de Kurosaki pero no se detuvo. Debía salvarlo, no sabía el motivo pero en el fondo de su corazón, sabía que hacía lo correcto. No podía dejarlo morir, no ahora que él comenzaba a entender. Y es que la última vez que sus ojos se encontraron su mirada ya no se veía tan vacía. Le pareció ver un pequeño brillo, un asomo de humanidad.
Lentamente comenzó a tomar forma. Primero sus piernas, luego el torso, los brazos y el cuello. Orihime sentía cómo su energía se acababa. Una cosa era sanar heridas, esto en cambio, era regenerar un cuerpo completo. Sabía que debía concentrarse y poner todo su esfuerzo en traerlo de vuelta. Cerró sus ojos y concentró todo su poder.
- ¿Qué...estás haciendo...mujer?
- ¿Ulquiorra?
Abrió sus ojos y se encontró con aquella mirada intensa. Esos ojos verdes transmitían un vacío indescriptible.
- ¡Inoue-san trajiste de vuelta al enemigo! Uryu, intenta tomar a Inoue, yo acabaré con él.
- ¡No! ¡Kurosaki-kun no lo lastimarás!
- ¿Qué estás diciendo? ¡Es un monstruo!
- Como tú hace un instante. Apuñalaste a Ichida-kun. ¿Cuál es la diferencia entre Ulquiorra y tú? -Se sorprendió ante sus propias palabras. Jamás creyó que le respondería así a su adorado Kurosaki-kun. -¿Puedes caminar Ulquiorra?
- ¿Por qué me salvaste? Mi suerte estaba echada. Me convertí en cenizas por un motivo.
- ¡Cállate! – mordió su labio mientras contenía las lágrimas mientras él la miraba sorprendido. Nunca había sido desafiado de tal forma- No sé bien porqué lo hice pero...creo que hice lo correcto...así que...por favor, no me hagas arrepentirme de mí decisión. ¿Puedes caminar o no?
- Sí mujer.
- Bien... Kurosaki-kun...Ichida-kun... debemos irnos antes de que lleguen más arrancar.
- ¡¿Y qué carajo haremos con él?!
Estaba cansada. Cansada de ser tratada como una idiota. Cansada de ser dejada de lado. Cansada de que nunca consideraran lo que ella decía como algo serio.
- Yo me haré cargo – tomó la mano de Ulquiorra y lo ayudó a ponerse de pie.
Tomó su mano. Nunca habían tomado su mano. Era cálida y suave. Por primera vez en su existencia no sabía qué hacer o qué decir. Si Aizen-sama o los otros Espada lo vieran, pensarían que era un debilucho.
No hubo más tiempo para pensar. En cuestión de segundos todo se volvió un campo de batalla lleno de shinigamis y arrancar, gritos y sangre. Reconoció las voces de algunos capitanes. Entró en pánico y abrazó de forma instintiva al Espada. Él se quedó rígido, estupefacto ante el abrazo de Orihime. En un abrir y cerrar de ojos fueron trasladados a un portal. Cuando abrieron los ojos, vieron a una mujer morena de ojos dorados y cabello morado observándolos.
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No tengo miedo
RomanceLa Guerra de Invierno ha acabado, pero no es el fin, es sólo el comienzo de nuevos romances y nuevas oportunidades. Bleach y sus personajes pertenecen a Tite Kubo. Esta es una adaptación libre. Queda estrictamente prohibida su copia, distribución o...