- Tengo una idea –todos miraron a Gin- no es precisamente la mejor idea pero creo que puede funcionar o al menos, darnos un poco de tiempo para pensar.
- ¿Qué debemos hacer Gin?
- ¿Realmente tienes una alternativa Ichimaru-san?
- Bien...pues...si Kurosaki Ichigo logra vencer a Aizen, es probable que todos los capitanes y tenientes de la Sociedad de las Almas centren sus esfuerzos en la reconstrucción del orden establecido. Además...debemos considerar que todos estarán cansados y necesitarán un par de días bajo los cuidados del cuarto escuadrón. Lo mejor es que Ulquiorra y yo nos quedemos aquí e intentemos ocultar nuestra energía. No es realmente una solución pero...podremos ganar un poco de tiempo para pensar.
- Quizás Urahara-san podría ayudar. Él es un experto en ocultar su existencia.
- Ishida-kun tiene razón –Orihime había regresado a la habitación. Estaba bastante más calmada pero se notaba que había llorado- Urahara-san debe tener algún método para ayudarnos.
- Pero eso nos deja un problema –continuó Rangiku- Gin, ¿estás dispuesto a esconderte aquí por unos días?
- Sí, por eso sugerí la idea.
- Entiendo hacia dónde va el punto de Matsumoto-san –contestó Uryu- Incluso si Ichimaru-san permanece oculto, no hay forma de controlar las acciones del Espada.
No tuvieron tiempo para interrogar a Ulquiorra, ya que sintieron una presión espiritual gigantesca. Ese...ese era...
- ¡Kurosaki-kun!
- ¡Kurosaki-san!
Por alguna razón, le molestaba que la mujer luciera tan afligida por Ichigo Kurosaki. Ella era fuerte, extremadamente fuerte. No físicamente, pero...era capaz de sanar las peores heridas, incluso lo salvó cuando se estaba volviendo ceniza. Aun así, dependía de ese híbrido hombre-shinigami. No entendía por qué ponía sus esperanzas en él. Claramente, él era una bestia llena de fuerza bruta, pero sólo eso. Lo que ella creía que era convicción, era simplemente un deseo incontrolable por pelear y ser más fuerte, todo bajo el discurso de "Hacer lo correcto y proteger a sus seres queridos". Un montón de mentiras en su opinión. La única humana que le parecía interesante era la mujer, y creía firmemente que Ichigo Kurosaki la frenaba. Limitaba su verdadero potencial al decirle constantemente que debía ser protegida y que sólo servía para sanar heridas.
Orihime, Rangiku y Uryu se prepararon para salir y encontrar el lugar de la batalla entre Ichigo y Aizen. Los tres sabían que no serían de mucha ayuda pero podrían intentarlo.
- Rangiku...- ella lo miró con curiosidad- ten cuidado.
- No te preocupes Gin.
Y así, Gin y Ulquiorra se quedaron en la tienda, cada uno sumido en sus propios pensamientos. El shinigami no dejaba de pensar una y otra vez en Rangiku y en lo peligroso que era enfrentar a Aizen. Ella era fuerte, sí, pero no lo suficiente como para pelear contra él. No quería perderla...no podía perderla.
- Tu energía espiritual está inestable, Ichimaru Gin –dijo con su habitual tono inexpresivo- ¿Acaso estás preocupado por aquella shinigami?
- Sí, lo estoy – esa respuesta descolocó a Ulquiorra. No esperaba que le respondiera tan abiertamente.
- ¿Es cierto que traicionaste a Aizen-sama?
- Sí, es cierto.
- ¿Todo por una simple shinigami?
- Rangiku no es una simple shinigami. Ella es...especial, aunque un ser vacío como tú no lo entendería.
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No tengo miedo
RomanceLa Guerra de Invierno ha acabado, pero no es el fin, es sólo el comienzo de nuevos romances y nuevas oportunidades. Bleach y sus personajes pertenecen a Tite Kubo. Esta es una adaptación libre. Queda estrictamente prohibida su copia, distribución o...