Capítulo 4

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Ya que la tienda tenía sólo un baño, la primera en entrar fue Orihime. Hubiese querido darse un baño largo y relajante, pero era consciente de que sus compañeros también estaban cansados y sucios, así que lavó su largo cabello lo más rápido que pudo. Veía como el agua caía, con restos de sangre y tierra, y se preguntaba si ahora las cosas volverían a la normalidad. Instintivamente, supo que no sería así. Se secó rápidamente y tomó la ropa que le entregó Tessai. La ropa interior era una pantaleta elasticada y un peto deportivo ajustable. Tenía también un pantalón deportivo, una camiseta con el logo de la tienda y unas sandalias de madera como las que siempre usaba Urahara. No era mucho, pero lo agradecía. Salió y se encontró a sus amigos bebiendo té, comiendo bizcochos y riendo...todos menos Ulquiorra.

Él no tenía necesidades fisiológicas, no desde que era un arrancar. Antes consumía a otros hollows y con eso bastaba. No obstante, ahora, viendo esos bizcochos y ese té...sentía algo extraño. De repente, su estómago emitió un sonido extraño, como una especie de rugido y todos lo miraron extrañados. Casi de inmediato, comenzaron a reírse.

- ¿Qué ocurre?

- Tu estómago está pidiendo comida, Ulquiorra-kun, por eso sonó de esa forma.

- Yo no necesito comida, mujer. -Se puso de pie y caminó hacia el baño. No tenía paciencia para soportar esas tonterías.

- Ulquiorra, ten. No olvides tu ropa –dijo amablemente Tessai.

- Bien.

Miró extrañado ese montón de ropa pero intentó no darle mayor importancia. Entró al baño y se quitó su chaqueta, que era lo único que cubría su torso. Antes de quitarse los pantalones, miró su reflejo en el espejo. Abrió sus ojos de par en par y gritó. Gritó tan fuerte como sus pulmones se lo permitieron. Gritó tan fuerte que sintió un fuerte dolor en su garganta. No era un grito de ira, era un grito de terror. Nunca imaginó que vería algo así.

De inmediato, la puerta se abrió de golpe y entró Tessai, seguido de Uryu con su arco en la mano, Sado con su brazo derecho de gigante y Gin con su zanpakuto. Todos se quedaron boquiabiertos ante el espectáculo que tenían al frente. Orihime los empujó y entró, temiendo lo peor. Sin embargo, frente a ella estaba Ulquiorra con su torso desnudo, sus ojos fijos en el reflejo del "agujero" de su pecho en el espejo o más bien...en el lugar donde solía estar su agujero. Ahora tenía una cicatriz redonda que se veía reciente. Orihime dio un paso hacia Ulquiorra y él la miró asustado. Ella comprendió que sólo lo pondría frenético si se acercaba más y estiró su mano hacia él.

- ¿Tienes miedo, Ulquiorra-kun?

- Yo... ¿qué me hiciste, mujer?

- No lo sé.

- Ya veo.

Y así, Ulquiorra se desmayó. No alcanzó a golpearse en el suelo ya que Orihime lo atajó. Inhaló con fuerza y sintió el aroma de su cabello. Bajo toda la mezcla de sudor y sangre, podía sentir su aroma. Se quedó así, sujetando el inerte cuerpo por varios segundos, pensando en lo cálido
que era su torso desnudo. Podría haberse quedado así por mucho tiempo más, pero Sado se acercó y separó a Ulquiorra de Orihime.

- Tessai-san, ¿dónde lo dejo?

- Supongo que tendremos que recostarlo en un futón.

Mientras ellos salían del baño, Gin y Uryu miraban a Orihime fijamente. Finalmente, Uryu habló.

- Literalmente lo trajiste de vuelta del mundo de los muertos, Inoue-san.

- Yo...no...

- Tranquila Inoue-san, ninguno te está juzgando. Simplemente queremos entender.

No tengo miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora