Capítulo 7

43 6 2
                                    


-¡¿Que hiciste qué Inoue?! –preguntaron al mismo tiempo Ichigo, Rukia y Renji.

Luego de la batalla con Aizen, Ichigo debió permanecer por varios días bajo el cuidado del escuadrón 4 en la Sociedad de las Almas. Finalmente, cuando despertó, todos los capitanes accedieron a darle parte de su reiatsu para que mantuviera sus poderes como shinigami sustituto. Sin embargo, como la nueva forma de adquirir sus poderes era poco convencional, habían decidido enviar a Rukia y Renji al mundo humano por unos días para asegurarse de que todo marchara bien mientras Ichigo se acostumbraba a sus habilidades.

Cuando llegaron a la casa de Orihime y vieron a Ulquiorra y Gin, los tres quedaron impactados y un tanto asustados. No entendían que había pasado por la cabeza de su amiga para creer que eso era buena idea.

- Eso no es todo...pues...verán –Sonó el timbre. Orihime ya sabía quién era- Ellos no son los únicos...-Abrió la puerta y ahí estaba parado el chico de cabello y ojos celestes.

- Urahara me dijo que viniera cuanto antes. ¿Estás bien?

- ¡Grimmjow! ¡Maldito! – gritó Ichigo.

- Ah...hola – Grimmjow se veía un poco cansado. Trabajar para Urahara lo tenía agotado- Entonces, sigues vivo.

- ¡¿Esa es tu condenada reacción?! ¡Te mataré!

- ¡Kurosaki-kun basta! – La chica lo miró bastante cabreada- Grimmjow es mi amigo –Por alguna razón, esto molestó a Ulquiorra. En sólo una semana, ella ya se refería a ese salvaje y a Gin como sus amigos pero a él sólo se refería como Ulquiorra-kun.

- ¡¿Este bastardo que casi me mata es tu amigo?!

- Oye oye oye, tú tampoco fuiste muy amable sabes –Replicó Grimmjow- Mi trabajo era matar shinigamis, y ya no. Personalmente, no me interesa pelear contigo.

- ¡¿Qué?!

- Además, esta es la casa de Orihime. No voy a pelear aquí.

- Ichigo –habló Rukia- Creo que nos apresuramos a juzgar. Pareciera que Orihime tiene todo bajo control.

- Podrías decir que Inoue-san es muy buena domesticando bestias –dijo divertido Gin.

- No lo sé –comenzó Renji- todo esto me da muy mala espina.

- Abarai-san –Renji miró a Orihime que le sonreía dulcemente- Ya que estás aquí, ¿te gustaría algo para beber? Ya conozco los gustos de Kuchiki-san y Kurosaki-kun pero no los tuyos. ¿Prefieres té o algún refresco?

- Yo...refresco –Al parecer, ella sí tenía alguna habilidad para calmar a las bestias.

- Bien, lo traeré de inmediato. Chicos, necesito la ayuda de alguno en la cocina –De inmediato, Gin y Grimmjow la siguieron, dejando a los demás sorprendidos.

- Orihime debería trabajar domesticando leones en un circo -dijo Rukia.

-Sí –afirmaron los otros dos.

La verdad es que Gin comenzaba a entender por qué ella era tan importante para Rangiku. Era dulce y paciente, y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, incluso si eso implicaba problemas para ella. Grimmjow por su parte se sentía a gusto a su lado. Ella le traía paz y a la vez, no lo consideraba un salvaje como lo hacían los demás. Incluso cuando tenía sus ataques de ira, ella reía y decía que era igual a los gatitos. A veces tiernos y otras veces agresivos.

Ulquiorra era el único que se mantenía distante de la chica. En toda la semana, sólo habían cruzado un par de palabras. Pese a que se sentía intrigado y atraído hacia ella, no sabía bien cómo acercársele.

No tengo miedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora