Se preparó en su habitación, pensando en todo lo que había ocurrido en las últimas horas, especialmente en que había besado a Ulquiorra. Acababa de dar su primer beso con una persona y ahora saldría con otra. Eso no podía estar bien.
Miró la fotografía de Ulquiorra que ahora colgaba junto a las demás y luego miró las que tenía con Ichigo. Suspiró, cansada. Esperaba que Ulquiorra se equivocara sobre su predicción de que el shinigami sustituto la lastimaría.
A la hora acordada, escuchó el timbre y caminó hacia la puerta. Rangiku la miró desde el sofá, guiñándole un ojo. Salió de la casa y saludó a Ichigo como de costumbre, pero notó cierta tensión que antes no había entre ellos. Antes de caminar junto a él, miró hacia el tejado, buscando aquellos ojos verdes que la habían mirado con tanta tristeza un rato atrás.
Cuando tomaron el autobús hacia el centro, notó que hacia meses no hablaba a solas con Ichigo. Y tristemente, tenían cada vez menos cosas en común. Inevitablemente, Ichigo mencionaba a Rukia en todas sus anécdotas, sin notar que eso hería poco a poco a Orihime.
Ya en el café, solo Orihime leyó la carta.
- ¿Acaso ya sabes qué pedirás?
-Sí, siempre pido lo mismo.
- Ah, perfecto. No sé qué pedir, me tomaré un momento para revisarla bien.
- Tienen un pastel de fresa que le encanta a Rukia -Orihime levantó la vista de la carta, completamente descolocada por ese comentario.
- No soy Kuchiki-san.
- Lo sé -la miró curioso - ¿A qué viene eso?
- Pues... no lo sé. Se me hizo raro que mencionaras el pastel que le gusta.
- Lo siento, es la costumbre de verla tan seguido.
Les tomaron la orden y se quedaron en silencio durante unos minutos. Finalmente, Ichigo se llevó la mano al rostro, masajeándose los párpados.
- Creo que tenemos que hablar.
- Ajá.
- Han pasado muchas cosas y siento que no hablo contigo hace una eternidad.
- Siento lo mismo.
- Sabes, sigo sin entender por qué reviviste a esos monstruos -al ver que la chica se disponía a contestar, le hizo un gesto con la mano para que esperara -pero, no quiero discutir contigo por eso. Tienes tus motivos, y eso está bien.
- ¿En serio?
- Sí, en serio. Esa es una de las cosas que me gustan de ti, Inoue -lo dijo como si fuera lo más casual del mundo- Eres una buena persona, siempre ayudas a los demás, incluso si eso significa sacrificarte. La bondadosa Inoue deberían decirte.
- Lo dices como si fuera algo malo.
- No es malo, es diferente.
- Tu también eres bondadoso. Siempre has protegido a los más débiles.
- Puede ser.
- Sí, puede ser.
La camarera llegó con sus pedidos y les dedicó una sonrisa amable antes de irse.
- He pensado muchísimo en todo.
- ¿En qué?
- La Sociedad de las Almas vendrá por todos esos fenómenos y no quiero que te lastimen cuando eso ocurra. Pero en realidad, ese no es el tema por el que quería hablar contigo.
- ¿Entonces?
- Lo diré sin rodeos. Me gustas.
- ¿Qué? Kurosaki-kun, ¿qué dijiste?

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No tengo miedo
DragosteLa Guerra de Invierno ha acabado, pero no es el fin, es sólo el comienzo de nuevos romances y nuevas oportunidades. Bleach y sus personajes pertenecen a Tite Kubo. Esta es una adaptación libre. Queda estrictamente prohibida su copia, distribución o...