03; entre la lluvia y la nada

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❝donde se esconde el frescor❞

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❝donde se esconde el frescor❞




               𝓤na fría ráfaga de viento embarraba la ciudad, sus habitantes, hasta el rincón más escondido que existiera. Al sentir la brisa en su piel no dudó en llevar las manos hasta sus brazos y generar fricción, buscando un poco de calor. Vio de lejos a Deku, seguido por Bakugo y otros de sus compañeros. En sus cuellos las puntas de las bufandas se sacudían para todos lados, aunque ellos las mantenían en su sitio sujetándolas sin tanta fuerza.

Entrar a la academia fue un alivio al reencontrarse con el calor que perdió. Caminó hasta su casillero en silencio, cambió su juego de zapatos y suspiró al estar lista. Detrás de ella se escuchó una despedida silenciosa; fue Deku. Thyra alzó la mano, bajó la cabeza y se dirigió al ascensor con la mirada fija en las ventanas. Habían llegado justo a tiempo a los dormitorios, pues las primeras gotas de lluvia embarraban la entrada al edificio.

Su caminata hasta el piso de su dormitorio fue una marcha de cansancio. Algo invisible hundía sus hombros queriendo llevarlos hasta el piso, pero de alguna forma u otra encontraba la manera de seguir avanzando por un pasillo que olía a lluvia. En el fondo, algunas ventanas seguían abiertas, pero no tenía fuerzas de ir hasta allí y cerrarlas. No obstante, ante su certeza de que se encontraba sola, repasó la posibilidad de arrimarse a los marcos a observar cómo la ciudad se apagaba por la tormenta. Los resultados de exponerse a tanto viento frío eran varios: ¿Resfríos? ¿Nariz roja? ¿Congestión? Todoroki siempre le recordaba que debía ser cuidadosa con su salud, pero tampoco omitía su amor por la lluvia.

De repente, otra idea apareció en su cabeza. Saboreó el placer de leer un buen libro en su cama, quizás acompañada de un chocolate caliente antes de dormir una corta siesta. La última historia que había leído era tan cursi que se escapaba de sus gustos que tiraban más por el lado del misterio. Tampoco podía explicar por qué continuó leyéndola, pero cada escena romántica se quedaba en ciertos huecos de sus recuerdos, y en momentos como ese los recordaba. Esos sentimientos que generaban las páginas gritaban un nombre en específico.

Entonces, supo que extrañaba demasiado a Todoroki. Debido a recados estuvo fuera de las habitaciones al salir de clase, aunque no había tardado en mandarle un mensaje diciéndole que volvería pronto para que pudieran verse. Para ambos, su relación se resumía en lo insuficiente que les parecía el tiempo que les brindaba un solo día o noche.

Algo sonó a su costado. Antes hubo pequeños ruidos que ella no notó al estar tan concentrada en sus anhelos.

—Thyra —Tocaron su hombro con suavidad. Al tacto, incluso por encima de la ropa que llevaba, los dedos se sentían cálidos.

Thyra abrió los ojos como platos al verlo en frente de ella. Vestía aún su uniforme de clase más formal. En sus hombros el gris claro de la chaqueta se veía más oscuro de lo normal; afuera estaba lloviendo, y él se mojó al cerrar antes de tiempo su paraguas.

—Todoroki, pensé que todavía seguías afuera —musitó. Su voz se escapaba del círculo en donde podía tomar todo su control.

—Tenía asuntos pendientes con el director, pero en ningún momento te dije que me iba a ir sin ti —dijo con tranquilidad.

—No trajiste paraguas —musitó. La punta de sus zapatos brillaba por el agua, y sus medias absorbían toda la humedad del ambiente. Agregó, con un tono más alto—: No me sorprende.

Ella blanqueó los ojos y él quiso reír por su expresión. Sin embargo, prefirió arrimarse más hacia ella para poder tocar su cintura con la punta de los dedos. Luego la abrazó. Quería que dejara de sentir ese frío que la echaba a temblar de pies a cabeza.

—Todoroki —murmuró.

—Dime.

—Quiero hacer algo, pero no sé si tú querrás.

Él no respondió. Esperaba que ella consiguiera el valor de expresar su deseo. Era algo que no podía imaginar. Thyra, de vez en cuando, se volvía impredecible, y era de las cosas que más le gustaba de ella.

—¿Podemos ir debajo de la lluvia?

—¿Para qué quieres mojarte? Te puedes enfermar.

—Solo será un momento —insistió, tomando su brazo. Él nunca se negó.

Guio su cuerpo que estaba consumido por la curiosidad. Veía que sus ojos analizaban el entorno, quizás intentando averiguar más de su intención. Pero Todoroki no leía novelas románticas, tampoco era fanático del cine antiguo o moderno o, en resumen, cintas en donde mostraran amores superficiales. Si había que vivirlo, sería en carne propia. Todo podían experimentarlo y convertir hasta los días más monótonos en pequeños trozos extraídos, quizá, de novelas etiquetadas bajo el romance.

Thyra se colocó de puntillas para alcanzar sus labios. Entre sus narices se colaban las gotas frías de lluvia, mojando sus arcos de cupido. Normalmente sus besos eran breves, cortos y suaves. Sin embargo, ese fue intenso y se prolongó durante varios minutos. Los labios de Todoroki eran tan frescos como la lluvia que empapaba la ciudad. Suaves al tacto, cuidadosos, que se acoplaban a su ritmo sin hacer esfuerzo. A veces fríos, a veces cálidos. Justo como él.

𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐒𝐇𝐀𝐏𝐄𝐃 𝐁𝐄𝐃 | 𝘁𝗼𝗱𝗼𝗿𝗼𝗸𝗶 𝘀𝗵𝗼𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora