𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐒𝐇𝐀𝐏𝐄𝐃 𝐁𝐄𝐃 | Solo abrázame a través de estas noches solitarias.
• Algunos personajes que se mencionan en la historia le pertenecen a Kohei Horikoshi.
• Queda completamente prohibida su copia y/o adaptación.
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❝la propuesta final❞
𝓢hoto caminó rápidamente hacia el baño del restaurante secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano. Por la ciudad andaba mucha gente, incluso dentro del lugar donde se encontraba escuchaba voces por todos lados. En frente suyo había un espejo largo dividido en rectángulos, un poco sucio; las marcas de distintos dedos se marcaban por la luz blanca del foco. Intentó concentrarse en ellos, pero fracasó. La confusión lo asfixiaba.
Apoyó las manos en el lavabo y tragó una gran bocanada de aire, hasta que su pecho dolió.
—Mierda... —se dijo a sí mismo. El frío del lavabo no apaciguaba el ardor en las palmas de sus manos. Un poco de agua salpicada en esa cerámica a color no apagaría un incendio cuyas llamas se sentían, pero a simple vista eran imaginarias.
Shoto pensó en los últimos años, en el tiempo que medía en meses, aunque se sentían entre rápidos o eternos. Justo en esa línea media sus años se sumieron en el amor que sentía por su pareja. Aún la sensación de ser un niño enamorado persistía y aumentaba conforme los días pasaban y, justamente eso, fue lo que lo llevó a chocar con la conclusión de que el tiempo no espera, el tiempo no perdona, el tiempo se lleva a todos por delante..., tarde o temprano.
[...]
Su madre apareció por la puerta sosteniendo un vaso de agua que bebió a pequeños sorbos. Entre él y ella hubo un aire dulce proveniente del exterior que rellenó las distancias, pero pese a ser un día muy tranquilo, en él estallaba un borbotón de emociones que no comprendía. Sin embargo, fue su madre quien sonrió primero. Caminó hasta su cama, tomó asiento hundiendo poco y nada el colchón y acarició la cabeza de su hijo que, indiferentemente de que ya la sobrepasaba en altura, seguía siendo su niño.
—¿Ya lo decidiste? —preguntó.
Shoto miró sus manos transpiradas y tragó en seco.
—Sé que ella es la correcta, pero ¿y si no quiere? —habló demasiado bajo. Agradeció que en su cuarto hubiese tanto silencio, pues su madre ni siquiera hubiese sido capaz de escuchar sus palabras.
—Claro que va a querer, Shoto —dijo con calma—. Cariño, Thyra está enamorada de ti, y muchas veces ella me ha hablado de querer formar un futuro a tu lado. Creo que ambos saben bien que son el uno para el otro.
—¿De verdad?
Cuando Thyra iba de visita a su hogar, ella y su madre se quedaban hablando mientras Shoto se ocupaba de hacer otras cosas. A veces, mentía sobre los quehaceres sólo para que ellas pudiesen hablar a solas y tranquilas. Le gustaba verlas juntas. Le gustaba que las dos mujeres que más amaba en su vida estuviesen cómodas en casa, sin preocupaciones, simplemente disfrutando de la vida.
