𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 𝐒𝐇𝐀𝐏𝐄𝐃 𝐁𝐄𝐃 | Solo abrázame a través de estas noches solitarias.
• Algunos personajes que se mencionan en la historia le pertenecen a Kohei Horikoshi.
• Queda completamente prohibida su copia y/o adaptación.
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❝los pasos hacia la sinceridad❞
𝓢e trataba de un sentimiento inacabado, algo cuyo origen era desconocido, aunque en el fondo sabía su razón, solo la ignoraba. Había estado saliendo con Shoto durante mucho tiempo, y nunca creyó que un pensamiento así pudiese ocasionar tanta molestia. Motivos para dudar, no los tenía. Sin embargo, odiaba que eso fuese un pensamiento recurrente a lo largo del día.
Thyra, apoyando la cabeza en el pupitre sin útiles, lanzó un quejido.
—Thyra, ¿qué sucede? —En el rostro de Yuki hubo preocupación. Dos de sus dedos picaron su brazo derecho, y en ese entonces vio sus ojos abiertos y expresivos por encima del barbijo que llevaba.
—Estoy cansada —respondió al tuntún, sin sonar muy convencida.
—Sabes que puedes hablar conmigo si lo necesitas, incluso aunque no ocurra nada malo.
—Lo sé... Gracias, Yuki.
Sacudió la cabeza varias veces. Tenía en frente suyo, a un par de metros, una pizarra llena de escritos. De la clase se acordaba poco y nada. Solo fue consciente de que el momento de prestar atención al frente había acabado una vez vio el aula casi vacía, los útiles sobre el pupitre ya casi puestos en el interior de las mochilas, y la silla de los profesores sin nadie encima. Todos se retiraban del curso, pero ella seguía sintiendo las mismas molestias de siempre.
Thyra buscó con la mirada a Shoto; lo encontró charlando con Yaoyorozu tranquilamente en frente de su banco. La molestia dentro suyo creció. Odiaba sentirse de ese modo tan amargo.
—Thyra, ¿vas a ir a comer con Todoroki o te vienes con nosotras?
Ella miró a Yuki; la esperaba en la entrada con Uraraka y Tsuyu. No necesitó demasiados segundos para llegar a una respuesta. Bakugo también había desaparecido del salón y tenía ganas de buscarlo para charlar un poco.
—Voy con ustedes —contestó sin expresión.
Yaoyorozu era sencilla. De ella podía decir que se era amable, delicada, respetuosa..., dispuesta a ayudar a quien sea. Thyra supo que en términos de fuerza podía superar sin esfuerzo a alguien como Yaoyorozu, pero sobre lo otro, prefería ni hablar.
A medida que intentaban llegar al comedor recibían varios empujones de alumnos que ni conocían. Sus amigos hablaban con la mayor normalidad del mundo mientras ella solo se hundía en su frustración. Pensó: ojalá tener a Shinso aquí para que me lave el cerebro por unas horas.
—Raiden, ¿qué vas a comer? —preguntó Uraraka.
—No tengo mucha hambre, solo tomaré agua.
—¿Te encuentras bien? —insistió Yuki.
—Sí, sí..., no se preocupen por mí.
—De todas formas, hoy no tenemos entrenamiento, así que no te ocurrirá nada si no comes bien, Raiden —dijo Tsuyu,
