El camino a mi casa fue demasiado corto para mi gusto, apenas nos estábamos acercando a la casa y yo ya estaba sintiendo escalofríos por toda mi columna, sabía lo que se venía, ya hasta podía escuchar los gritos de mi papá hacia mi persona e incluso podía visualizar a mi madre con una mano en sus ojos suspirando con cada regaño de mi pa'.
Salí de la camioneta de Josué y al pisar el suelo, pude sentir la tensión que provenía de mi humilde hogar. Al entrar todo era un silencio sepulcral, lo primero que vi fue la sala vacía, Josué se quedó en el marco de la puerta, me giré para verlo, pero solo me hizo una mueca y con las cejas levantadas me incitó a que siguiera adentrándome en la casa, era obvio que mis padres estaban al tanto de mi regreso hoy. Tal vez Josué les avisó mientras estábamos en la misión, y es que era obvio, después de todo mi padre es el jefe.
Espero que no le haya enviado alguna foto mía comprometedora con Pepino, o peor, con Melón. Quien supongo tampoco cae en su gracia, es más, nadie de esa familia lo hace y en este preciso momento lo voy a comprobar.
Mi ama, como esperaba, estaba en la cocina, bebiendo una copa de vino, con una mano en sus ojos mientras suspiraba. Me paré delante de ella recargándome en la barra, ella ni siquiera me miró como para darse cuenta de que era yo.
–Esta muy enojado contigo Nicole– miré hacia abajo y asentí, era obvio que sí. Salía con los hijos de sus archienemigos, pero como bien dijo Melón una vez, nosotros no tenemos la culpa de los asuntos de ellos, ni siquiera tendrían que involucrarnos. ¿Pero cómo les hacías entender a los adultos algo así? Demasiado complicado.
–Ya sé, pero yo no planee que nada de esto sucediera– traté de justificarme, en realidad había varios argumentos para defenderme, si ellos estuvieran molestos por el hecho de jugar con dos chicos a la vez estaría completamente de acuerdo y no tendría ninguna excusa ya que si, mi actitud en este momento con respecto a esa situación no es demasiado buena. Pero eso era otra situación que resolveré más tarde.
–Además tendremos que mudarnos a una zona privada, ya que fuiste descuidada y ahora saben que eres mi hija– suspiró pesado y esta vez sí me sentía culpable, esa si era enteramente mi culpa, me sorprendía que no hubiera reporteros esperando en casa.
–Si... Respecto a eso, lo siento, se me fue de las manos. ¿Por qué no hay reporteros en la entrada o en las cercanías? Es lo normal ¿No? – tenía unas cuantas teorías, pero solo quería que mi mamá me las confirmara.
–Ya sabes, lo solucionó tu padre. Los chicos hicieron que retrocedieran, solo los asustaron un poquito – dibujo una pequeña sonrisa en su rostro lleno de decepción. Supongo que a veces se olvidaba quien era su esposo. –Pero eso no será suficiente y lo sabes, tenemos que mudarnos. Utilizaré mi dinero para llevarnos a una zona mucho más privada y con una seguridad legal, los chicos no pueden protegernos por siempre y nos meteríamos en líos con la justicia, es mejor así. – tenía razón.
Suspiré. Ahora tendría que formar una nueva rutina de escuela y todo por mi estupidez, pero eso no era lo peor. –Ven acá– escuche la voz de mi padre desde el umbral de la puerta de la cocina, los escalofríos regresaron y mi mamá escondió su cara en la copa de vino que había llenado de nuevo.
–Mamá...– dije con temor, yo nunca le hablo así a mi mamá, pero esta vez había metido la pata hasta el fondo. Ella me señaló con su copa vacía que fuera, y eso hice, pero con la pesadez de mis pasos camine hasta el estudio de mi papá.
Abrí la puerta por completo, mi padre la había dejado medio abierta para mí. Cuando finalmente entre me indico que cerrará la puerta, su cara estaba demasiado seria, y yo ya no podía ser esa chica rebelde que siempre ha tenido en casa, porque este era asunto serio. Mi padre se encontraba sentado con los pies arriba de su escritorio, dejo de mirarme para después frotarse sus arrugas del entrecejo. Ni siquiera podía sentarme en las sillas frente a su escritorio.
–¿Estás loca o que te pasa? Porque en serio no lo entiendo Fidela– comenzó mi padre dejando de masajear su entrecejo, me miraba severamente esperando una respuesta que era más que evidente –Te metiste con él.... Y con su familia entera... Yo ordene exclusivamente que no te enviaran a esa misión...– comenzó a repasar, notaba que en su voz la ira iba creciendo.
–Sí, pero yo no sabía que lo habías prohibido. Y Josué fue el que me envió a mí con Pe-Alexander, si tan solo...– me interrumpió como suelen hacerlo los adultos al regañar a sus hijos, irónicamente piden explicaciones (no en este momento) pero no dejan que las des.
–Ya sé que fue mi hermano quien te mando allá Fidela, ya hablé de ese tema con él y es el último error que cometerá contigo porque al próximo no lo volverás a ver– dijo medio tranquilo desde su silla, un escalofrió recorrió mi cuerpo.
–¿A qué te refieres papá? – pregunté con temor, mi papá echó a reír debido a mi expresión, eso me relajó un poco.
–No lo mataré si es lo que te preocupa Fidela, pero estará lejos de ti si comete una más– Volví a respirar por completo cuando dijo aquello, pero su cara volvió a estar seria y yo de nuevo a mi posición tensa.
–Tienes prohibido involucrarte con esa familia Fidela– mis ojos se hicieron más grandes rápidamente iba a replicar, pero no me dejo hacerlo –Es una orden– apreté los dientes y con los puños apretados me levanté bruscamente de la silla.
–¡Si tanto los querías alejados de nosotros porque putas adoctrinaste a Alexander Albir! ¡Sé que intentaste que no lo conociera y ni siquiera querías verlo! – dije con la misma postura más tensa que la anterior.
Mi papá también se levantó de su sillón y con una mirada furiosa me señaló –¡A mí no me habla de ese modo pinche chamaca! ¡Y si yo quise adoctrinar a Alexander es porque su padre ha sido un cabrón con él desde niño! ¿Qué no eran noviecitos? Pensé que ya te había contado su triste pasado ¡Ese cabrón me llama papá Fidela! ¡Y ni siquiera sabes por qué! – me quedé muda con lo que acababa de soltar mi papá, pero sí, era verdad, no sabía mucho de los hermanos Albir, a pesar de que fui novia de Pepino.
–Puede que hayas sido amable con Alexander y que te considere su padre... ¿Pero eso no sería una razón mucho más que suficiente como para que aceptes que teníamos una relación? ¿Por qué me ordenas que me alejé de él ahora? – dije con una impotencia increíble, ni siquiera entendía las acciones de mi padre. Estaba claro que no sabía absolutamente nada del pleito de mis padres con los padres de los hermanos Albir, tenía el derecho a saber.
–¿Por qué crees que no fui a buscarte en un inicio Fidela? Ya sabía que estabas con él, nunca le comenté a Josué, pero siempre estas vigilada. Quise darles una oportunidad Nicole – se volvió a sentar decepcionado y yo hice lo mismo –Pero solo un descuido basto para que Edric te endulzara el oído y ya estabas metiéndote con él también, y fue él quien trajo más problemas–.
Lo pensé y me di cuenta que todo había sido cierto, sino me hubiese involucrado con Edric nada de lo que paso hubiera pasado. Puse una mano en mi frente y cerré los ojos con fuerza, todo era verdad, estaba de acuerdo en que la había cagado, pero es que, si pudieran entender mi situación, ese chico era un caramelo carísimo y difícil de conseguir y me estuvo tentando desde el principio. No me pueden culpar por no poder resistirme.
–Ahora en cima, hizo que mi hija quien siempre estaba en las sombras y llevaba una vida tranquila, se descuidara y se expusiera, ahora estas en chismes Nicole, los paparazis no dejan de insinuar que tienes una relación clandestina con Edric –Abrí los ojos rápidamente –¿No crees que eso le va a traer problemas a Edric? Él es mayor que tú, y tú eres aun una menor de edad...–.
Me puse a pensar en la situación y eran demasiados problemas para poder procesarlos, sí que había hecho un desastre solamente por mis caprichos e indecisiones. Así que me rendí. Obviamente no puedo alejarme de esos dos ni por asomo, pero podía poner líneas límites y ser más cuidadosa.
–Está bien, entiendo la situación, pero no puedo acatar tu orden pa', ellos no se alejaran de mi vida y yo tampoco de la suya– me paré y me acerque a la puerta dispuesta a irme pero su respuesta hizo que me detuviera justo en el umbral de esta.
–Sí, eso lo sé. Y por eso nos vamos a México por un tiempo–.
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¿Melón o Pepino? [+18]
Teen FictionNics es una joven rebelde de 17 años que no quiere asistir a la escuela, pero necesita el certificado de estudio para poder ser empleada. Ella entra a una escuela para ricos (obligada, por cierto) con un solo propósito: Terminar sus estudios para ob...