Capitulo 20.

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Caminamos en silencio hasta nuestra habitación. Mi mente se estaba haciendo un lio mientras intentaba atar cabos. (De repente la historia se volvió una mini historia de misterio)

A ver. Los dos hermanos de Pepino se quejaban de una sola cosa: de que Pepino siempre obtenía lo que quería. ¿Eso significaba que Pepino era un hijo de papi? Pues... no lo parece en verdad, sino no tendría trabajo en ese restau... ¡No mames! ¡¿Qué demonios paso con su trabajo?!... Ah mi cabeza duele de tantas pinchis preguntas que tengo en la cabeza

Si bien sabía que Pepino era de gente rica y que prácticamente lo tenía todo regalado, también ponía a sus hermanos en ese cesto. ¡Porque eran hermanos! Pero al parecer estaba muy equivocada... Mi cabeza se estaba haciendo bolas solita, necesitaba respuestas... Ni siquiera sé cuántas veces he repetido eso en mi mente mientras veo la espalda de Pepino.

Cuando llegamos a la habitación todo estaba en silencio. Pepino se tumbó en la cama y yo me paré en frente de él cruzándome de brazos e intentando poner mirada seria.

–Bien, necesito respuestas– Pepino abrió los ojos y alzó un poco la cabeza para verme cuestionando la situación. – ¿Cuál es tu verdadera relación con tus hermanos? – pregunté lo más directa que pude. Pepino simplemente se sentó en la cama de forma agotada, se notaba que le agotaba el tema pero aun así no iba a desistir de hacerle estas preguntas, necesitaba respuestas x2.

Necesito conocer esa cara de Alexander Albir que aún no sabía.

– ¿A qué te refieres Nopalito? – pregunto con vista cansada pero sabía que él respondería a todas mis preguntas ya que yo estaba demasiado involucrada en su vida.

***Mientras escribía esta parte***

–Te respondí porque te amo– dijo el pepino detrás de mi tomándose una coca cola, me giré en mi silla de escritorio con cara de amargura a mirarlo, la luz del sol traspasaba la ventana de nuestro cuarto – ¿Qué? Es cierto, en ese momento te amaba mucho–.

– ¿Ósea que ya no me amas? – dije con un puchero en la boca dramatizando la situación, me lancé a abrazarlo cayendo con él a la cama de nuestra habitación. Si de por sí ya hacía un putero de calor en México cuando estábamos así de juntos estaba que me derretía, pero no me importaba.

–Mejor sé sincera con tus lectores y diles ya como sucedió todo y déjate de dramatismos– dijo con cara de amargura limpiándose unas gotas de coca que habían caído en su playera, le hice boca de pato para recibir un beso y él me lo dio rápidamente. Entonces cruzo la puerta uno de mis primos pequeños y grito.

– ¡Ahí! ¡Están haciendo cosas de adultos! ¡Mamá! ¡La Fide y el Alejandro están haciendo cosas de adultos! – Pepino se paró de golpe haciendo que cayera al lado del colchón con una risa de burla, sabía perfectamente que no quería que lo castrara mi familia entera así que salió disparado de la cama y de nuestro cuarto para atrapar al mocoso del mal que ya le iba con el chisme a mi tía y obvio mis padres.

Entonces con una sonrisa en mi rostro volví a mi silla y acerque el teclado de color blanco a mí y de nuevo memoricé todo lo que pasó en aquel entonces.

*** Fin del Mientras yo escribía esta parte***

–Hablo de que siempre tus hermanos te recriminan el hecho de que siempre lo consigas todo– dije con aire desganado, ya que tampoco quería sonar como una maldita acusadora cuando ni siquiera sé que mierda está pasando entre esa familia.

–Ah... de "Eso" – dijo Pepino comprendiendo la situación, analicé sus movimientos y no se notaba que estuviera nervioso por ocultar algo, pero aun así achine los ojos esperando alguna clase de pista que me dijera que estaba mínimamente nervioso –Es una riña que siempre hemos tenido desde niños y es que: Edric es adoptado, no es realmente hijo de nuestros padres– mi boca se abrió ligeramente pero ahora todo tenía sentido, era diferente físicamente a Pepino y Guayaba... En todo literalmente.

¿Melón o Pepino?  [+18]Where stories live. Discover now