Capitulo 8.

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Llegamos al restaurante de comida rápida, siempre pasaba por aquí pero jamás había entrado, nunca había tenido a alguien que le guste ir a este tipo de lugares, siempre íbamos a lugares abandonados a fumar o cosas por ese estilo. Pepino claramente no era así.

–Entonces... ¿Cómo es que haces que nadie se entere de quien eres? – pregunté antes de entrar al lugar, pepino me miró con un brillo en sus ojos.

–Pues así como tú, nunca digo nada de mí, y cuando preguntan miento... Digo que mi madre murió y que vivo solo con mi papá– dijo encogiéndose de hombros, claramente su historia era mucho más desgarradora que la mía. Él tenía la presión de ser el líder de una empresa mientras que yo, simplemente era la hija de una actriz reconocida ganadora de varios Oscars.

–Supongo que tú la tienes más difícil, no es fácil ocultar ese tipo de cosas...– dije agachando mi cabeza –Pero en cuanto a mi método... Ese método que tú usas no es lo mío, simplemente les pido amablemente que no digan nada y ya está, asunto resuelto– dije con una sonrisa de oreja a oreja, no quería asustar a la pequeña fruta.

–Bueno, un día de estos tienes que enseñarme... ¿Te gustaría esperarme? Pero si dices que no... por mi está bien– dijo con cierta lastima en sus ojos, negué con la cabeza y me senté en el piso de la acera.

–No, te espero, me sentaré aquí y haré la tarea– Bien, eso sonaba como si fuera una niña buena... Solo espero que nadie me encuentre aquí, no quiero que Pepino tenga problemas.

–Está bien, prometo que no te haré esperar mucho– dijo él con una sonrisa que podía iluminar una ciudad entera, entró en el local y yo me dispuse a sacar mis libros y empezar a hacer la tarea.

Las horas pasaron mientras miraba a muchas parejas entrar y salir con sonrisas en sus bocas, realmente me daban asco, espero que nadie me haya calificado como novia de Pepino ya que no era así. Una señora se acercó a mí con cierta pena y me dejó una moneda en mi vaso de café vacío que hacía rato que me había bebido. ¡Estaban pensando que era una maldita indigente! ¿Qué? ¡¿Es que nunca habían visto a una colegiala tirada en el piso rodeada de libros de Matemáticas?!

Okay... Eso sonaba raro y lo admitía aunque... unas cuantas monedas más no me venían tan mal...

– ¡Mira a quien tenemos aquí! ¡A la pordiosera! – dijo la voz de un Mango reconocido por toda la maldita prisión pero detestado por mí.

–Estoy cansada Mango, ¿Podrías dejarme tranquila antes de que me desespere y te rompa tus costosos senos falsos? – dije cerrando los ojos mientras ponía mis manos atrás de mi cabeza y me recostaba en el suelo.

Entonces escuché como unas hojas eran pisoteadas, abrí solamente un ojo mirando como el mango pisoteaba mis hojas que se supone eran mi tarea pero que simplemente eran unos borradores de ésta.

– ¿Ahora qué vas a hacer prostituta? ¿Vas a pegarme o a llamar a la policía? – comenzó a decir, comencé a reír con gracia mientras recogía mis cosas, me levanté poniéndome delante de ella.

– ¿Te gustaría que alguien viera a una fruta en frente de un local de comida rápida? – un flash hizo que cerrará sus ojos mientras tropezaba haciendo que su falda le jugara una broma pesada, aproveche y comencé a tomar fotografía de su ropa interior frente al local, eran unas fotos realmente vergonzosas.

Ella comenzó a llorar mientras salía corriendo, entonces gritó – ¡A ver cómo te las arreglas con tu tarea! ¡Puta! ¡Papi! – comencé a reír mientras entraba al local, mi estómago estaba a punto de comerse las fotos de aquella bruja si no le daba algo, y no quería que me diera chorro.

¿Melón o Pepino?  [+18]Where stories live. Discover now