La verdad

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Zoro.

-Zoro debemos hablar- una voz que se parece a más a un grito exigente llama mi atención, volteo a ver el marco de mi puerta, ya abierta por una enojada Robin.

Suspiro.

-Zoro, mírame. Me debes una explicación.- pasa sin haberle invitado, aún que eso ya no tiene importancia.

-¿Porque todos abajo me insistieron a venir a verte y aún así parece que... que están festejando aún más que tú?¿Porque huiste así de mi lado?- escucho sus exigencias, pero me limito a darle la espalda para mirar el cuadro que tengo en mis manos.

-Zoro- me grita y me doy cuenta que se ha puesto nuevamente frente a mi. La rodeo y tomo una botella de sake que oculte en uno de los cajones de mi comoda, miró a Robin un instante, me giro hacía la puerta de mi balcón, abro y me siento en una de las sillas.

-Zoro- ahora una vez más su voz suena, más suave, aún molesta pero preocupada,- hace unas horas me pediste que estuviera a tu lado, hace unas horas me dijiste que era especial para ti, hace unas horas me besaste diciendo que la boda no importaba… ¿Es a esto a lo que te referías cuando me dijiste eso?, ¿Alejándote de mi, justo después del anuncio de la boda?.- gire mi mirada hacia ella discretamente, si no supiera que es tan orgullosa como para seguir su mirada en alto, sé que estaría llorando por una explicación, porque sus ojos han empezado a brillar por las lágrimas contenidas.

-Zoro, dime la verdad. ¿Amas a Tashigi?- lo dice y siento que algo a golpeado mi pecho, se siente mal, incorrecto.

-¿La amas?... A mí me quieres y te creí, de hecho si te creo que me quieras, pero ella es diferente, ¿no es así?- mis ojos se abren ante su análisis, debo detenerla, ella no lo sabe, no lo entiende.

Me levanto de golpe, nos miramos fijamente, pero no puedo contestar.

-Bien- me dice y se gira hacia la puerta.- No puedo creer que pensé que te conocia-

Su mano a punto de cerrar la puerta tras de sí

-¡No me gustan las flores!- le grito no se me ocurrió nada más. Pero se detiene.

-¿Qué?- responde y claro que no lo entiende.

-Mejor dicho, no me gustaban.- la miro unos segundos y regreso mi vista a la foto en mis manos.

-¿yo?- me mira comprendiendo que cambie de opinión por ella

-y ella- digo volteando la foto, para que la vea, lo que podría ser la visión de una pequeña y un yo en el pasado más infantil.

Ella mira la foto, y siento que algo en sus ojos se apaga, vuelve a dar la vuelta, por primera vez no sé que decir, pero lo intento, al menos eso se merece.

-Cuando era niño, y recién me habían adoptado aprendí a valorar a mi familia, y ellos me enseñaron a tener honor y cuidar de la familia, aún si no hay lazos de sangre. Me empeñe en ser mejor por ellos en ese momento. Aprendiendo.- ella no volteo a verme, pero se mantuvo en su lugar. Continué.

-Rsta chica, era alérgica a las flores, no lo sabia. Pero yo no tenía dinero así que fui a un parque y tome flores cuando era más joven; las puse en su cuarto y luego fui a buscarla por su cumpleaños cuando me acerque a ella, empezó a estornudar, no le tome importancia. La arrastré conmigo note que poco a poco se ponía roja pero creí... que era por el sol. Al llegar a su cuarto y mostrarle las flores que llenaban su cama empezó a asfixiarse. Nuestros padres estaban cerca, así que pudimos auxiliarla cuando pedí ayuda. Casi la maté.

-le diste flores como a mi- es todo lo que dice. No sé si estoy en el camino correcto, pero ha volteado a mirarme.

-Casi, la maté. Era la primera vez que me di cuenta que las pequeñas cosas pueden romper lazos, estuve a punto de matar a mi hermana. Pensé tantas cosas ese día que ella pasó internada en el hospital, pensé que me echarían, pensé que ella me odiaría, que todos lo harían, pensé que en mis manos, por actos sin pensar, sin saber podía destruir lo que me estaba haciendo feliz, yo casi lo destruyo.-

! Aceptó!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora