Cap 29

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Acurruco a los dos pequeño en mis brazos, los observos mientras están amamantando. Tienen una semana de nacidos, y lo único que han hecho es dormir, comer, llorar y defecar.

Sus horas de dormir son extraordinarias. Duermen en el día, y están despiertos la mayoría de la noche.

Me veo en el espejo y no me reconozco, las ojeras y el cabello revuelto es mi estilo, de ahora en adelante.

En estos sietes días habido momentos de desesperación, momentos en los que no veías más solución que el lanzarlos por la ventana. Pero tienen suerte y un adorable rostro, también tenemos un corazón sensible y una consciencia grande.

He llorado como nunca me lo había imaginado, es algo frustrante el que en momentos tu bebé no deje de llorar y tu no sepas que hacer. O cuando me tocaba dar pecho; el dolor de dar pecho a dos bebés, es insuperable. Ahora no duela tanto y ya sale leche, hasta cuando no quiero que salga...

Observo a los dos pequeños, descansado en mis brazos. Se ve que quedaron rendidos. Los acomodo a los dos en el medio de mi cama, dejando almohadas en los acostados de la cama. Me detengo un momento a admirarlos. Veo sus pequeñas espalda subir y bajar, a un ritmo sincronizado al de su hermano, sus piernas flexionadas en su pecho, en posición fetal. Mis pequeños Nethan y Nathan.

Salgo de la habitación en busca de mi pequeña y de su papá.

Echo un vistazo a la sala, esta organizada, limpia y sin ningún tipo de caja, la decoración de esta da la impresión de que estoy en una revista en vez de la sala de mi casa.

Encuentro a Ethan de espalda a mi, y al personal de la casa atentos a la información que está dando el señor Ethan. No logro escuchar bien lo que dice Ethan, ya que esta susurrando.

Ethan decidió luego de nacer los bebes contratar a alguien que me ayudara con la limpieza, y los cuidados de la casa, y a personas de seguridad, aunque yo no lo viera necesario en su momento. El personal de seguridad es por el secuestro. Hasta donde se los policías buscan al culpable, que está relacionado también con los mensajes que me llegaban del número bloqueado.

Es inquietante lo que me pasó aquella noche, no solo a mi, también a Ethan.

—Lograron atrapar, a dos cómplices del secuestro, despues de casi un mes de eso —hace una pausa y se gira hacia mi. Sonrie— Hola —susurra, con la bebé dormida en brazos— ¿La puedes acostar?

Yo asiento, y el me pasa con delicadeza a la pequeña Nethaly, ella al caer en mis brazos suelta un leve suspiro

¡Me la como a besos!

Ethan me planta un beso en la coronilla.Veo como se redirige al personal.

Yo decido no molestar más y me llevo a la pequeña a la habitación.

¿Por que no me había dicho nada de que habían atrapado a dos cómplices de mi secuestro?

Muevo la cabeza quitando aquella pregunta de mi mente. Dejo a la bebé, al lado de uno de sus hermanos. Se ven hermosos, nunca me cansaré de pensarlo y decirlo. Me siento en la orilla de la cama, observando cómo duerme, como mueven sus manitos, como estiran un pie, escucho su respiración ir y venir, su pecho subir y bajar como bucle.

Bostezo y mee sobresalto al escuchar un ruido. Resulta ser la manecilla de la puerta abriéndose. Veo como Ethan entra, tratando de hacer el menor ruido posible. Mi respiración en cambio es ruidosa, siento como va y viene mi pecho.

—¡Me asustaste! —susurro, escandalizada.

—Perdon, no era mi intención.

Se coloca a mi lado, echando un vistazo a los pequeños. Regresa la mirada a mi. Sus ojos me examinan con picardía, y sus labios se ensanchan en una sonrisa.

¿¡UN BEBE!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora