XXXI

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Había pasado todo tan rápido, después de aquel fatídico día y de que Louis se fuese a vivir con Harry, habían terminado los exámenes, se habían graduado, todos menos Louis y Niall a los cuales les quedaba el último año de instituto. En verano buscaron trabajo, Harry para pagarse la universidad y Louis para ayudar con las cosas de la  casa. Niall y Zayn habían decidido irse a vivir juntos porque se habían dado cuenta de que no podían estar el uno sin el otro, así que ese verano ambos encontraron trabajo también y en septiembre compraron una casa, bastante cerca de la de Harry y Louis porque querían estar el menor tiempo separados.

Liam y su ducle omega, Olivia, se fueron también a vivir juntos porque dio la casualidad de que ambos iban a estudiar en la misma universidad.

Lewis y Ed intentaron tener una relación pero que va, no pegaban ni con cola, eso sí, se hicieron inseparables donde iba uno estaba el otro y ambos prefirieron vivir la vida de solteros.

Ese año fue demasiado extraño y nuevo para todos, la relación de Louis y Harry tuvo más bajos que altos no por discusiones ni nada si no porque Louis no estaba bien, estuvo todo ese año yendo al psicólogo y seguía haciéndolo aún, pero ese año fue más malo que bueno. Lo único bueno fue tener a su alfa ahí todo el tiempo dispuesto para él, Harry hacía todo y más porque Louis estuviese bien, Niall no se separaba de él, y Zayn estaba ahí para todo, el resto al estar estudiando fuera era un poco más complicado, pero eso no impidió que hiciesen Skype una vez a la semana para ponerse al día y eso tampoco impidió que en las vacaciones de Navidad o de cualquier festividad quedasen y se viesen. Olivia se integró muy bien en el grupo, todos la querían y la cuidaban como si fuese un bebé, aunque en verdad lo parecía. Y a pesar de ser un año duro para todos, todo fue bien dentro de lo que cabía.

Niall y Louis se graduaron y Harry y Zayn les hicieron una fiesta sorpresa con el resto de sus amigos demostrándoles lo felices y orgullosos que estaban de ellos.

Era ya principios de agosto, y Harry y Louis estaban en su casa como cualquier tarde ya que hacía un calor horrible. Se pusieron una película, que nadie estaba viendo, y las cosas estaban un poco bastantes subidas de tono. Sinceramente a Louis le costó bastante volver a dejar que Harry le tocase, no porque no quería que Harry lo hiciese, sino porque sentía que no lo merecía y se sentía muy sucio. Harry no le presionó y le dijo que no pasaba nada que él podía esperar todo el tiempo que necesitase, y después de varios meses de terapia Louis entendió que debía dejar todo eso atrás y debía dejar que su alfa le cuidase en todos los sentidos. Así que ahí estaban, el alfa cogió al omega y subió a la parte de arriba adentrándose en su habitación, tumbando a Louis sobre la cama dulcemente.

La ropa empezó a estorbar de sobre manera ósea que a los pocos segundos ambos estaban desnudos. Harry miraba a su omega con todo el amor del mundo, sintiéndose orgulloso de como se había recuperado, y Louis estaba muy feliz de tener a ese gran alfa a su lado.

Harry trataba al omega como si fuese de cristal, era todo en un lento vaivén, escuchaba los sonidos de placer de su omega, los ronroneos que se le escapaban, los adoraba.

-          Alfa – jadeó Louis –fóllame

-          Jodido omega coqueto – sonrió

Las estocadas está vez eran lentas pero profundas, hasta que empezó a aumentar el ritmo y cada vez eran más rudas, el omega se deshacía en gemidos, sus manos estaban sujetas a los hombros del alfa clavando sumamente las uñas, pero sin hacer daño, Harry tenía ambas manos puestas a los costados de la cabeza de Louis admirando las caras de placer que este le otorgaba. Se acercó y empezó a devorar los labios del omega el cual le devolvía el beso más hambriento aún.

Harry estaba a punto de llegar y se lo hizo saber a su omega, en un acto de sumisión que tienen los omegas hacia su alfa le dejó el cuello, la zona donde debería ir su marca muy a la vista.

-          Hazlo – jadeó

-          ¿Estás seguro? – dijo con la voz muy ronca

-          Eres mi alfa, hazlo

Habían hablado sobre la marca otras veces y ambos estaban de acuerdo en que cuando surgiese se haría, no querían presión, si tenía que pasar iba a pasar.

De repente los colmillos del alfa se asomaron, el omega dejó todo el espacio que pudo para que el alfa se sintiese cómodo y pudiese hacer la marca correctamente, Harry aceleró aún más el ritmo, ambos notaban como la punta de su miembro se estaba empezando a hinchar lo que significaba que el nudo estaba cerca entonces Louis se corrió ante las penetraciones que no dejaban de dar en su punto, al ver la cara de su alfa así de deseosa, viendo cómo se asomaban sus colmillos y viendo sus preciosos orbes verdes que ahora carecían de color por el placer. Al notar como se contraían las paredes del ano de su omega y al oler la exquisitez de su aroma su alfa no pudo más y soltó toda su semilla dentro del omega y fue en ese momento en el que Harry se acercó y clavó allí sus dientes.

Notó como Louis se tensaba y gemía del placer y del dolor que le estaba causando eso, pero ambos lo sintieron, sintieron como se estaba uniendo en un solo ser, sintieron esa corriente multiplicada por mil, sintieron lo que estaba sintiendo el otro pero ahora más intenso que nunca, y cuando por fin Harry derramó toda su semilla, salió de él con cuidado y empezó a lamer la herida para que cicatrizase rápido y para que tuviese un aspecto más bonito. Durante ese proceso Louis se quedó pegado a alfa y decidió dormir.

Cuando se despertó sintió una quemazón horrible en el cuello y por inercia acercó su mano para frotarse y cuando reaccionó se dio cuenta que tenía la marca, tenía la marca de Harry y sintió una felicidad inmensa cosa que hizo que se levantase de un salto para ir corriendo a espejo a vérsela.

No se dio cuenta de cuánto tiempo se estuvo observando la marca sonriendo como un loco al espejo, pero de repente apareció su alfa detrás de él abrazándole por la cintura sonriendo de igual manera.

-          Mío – dijo posesivamente besando y lamiendo la marca

-          Tuyo – dijo sonriendo ante el pequeño escalofrío que le recorrió el cuerpo.

Y ambos lo sintieron más fuerte que nunca, esa paz, ese amor, esa felicidad, esa seguridad, ese sentimiento que ambos llevaban tanto tiempo buscando y al final lo encontraron sin darse cuenta, ese sentimiento a hogar.

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