Jamás lo necesité. Bueno, quizá sólo lo creí cuando era un niño pequeño. De hecho, uno de los recuerdos más viejos que tengo, tiene que ver con la idea de ÉL. Fue en mi primer día en el Jardín de Niños, yo estaba muy emocionado porque por fin sería un niño grande que ya iría a la escuela. Cuando llegamos, me tomabas fuertemente de la mano, parecía que la nerviosa eras tú y no yo. Me dejaste con ese aire de tristeza que tienes a veces; yo sabría que al final del día te vería.
Estaba muy contento, pero desde el primer instante las cosas se empezaron a poner raras. Veía que todos los niños iban con un su madre y un señor; luego, ya dentro del salón todos hablaban de sus padres; yo sólo de mi mamá. Al principio creí que los raros eran ellos (esas ideas que de niño uno tiene); luego me di cuenta que una familia tenía una mamá y un papá. Me quedé con esa idea en la cabeza y lo primero que hice cuando fuiste por mí, fue preguntarte por ÉL. Y entonces la verdad cayó sobre mí: -Koga- me dijiste poniendo tu gesto más gentil- no siempre es así. Hay familias que no tienen a uno u otro; tú no tienes padre, pero me tienes a mí, a Tatsumi y a Shaina.
Intenté comprar esa idea, pero cuando les contaba a mis compañeros que yo tenía padre y que en su lugar estaban Tatsumi y Shaina, todos se reían de mí. Todos presumían un nombre, una ocupación, una aventura, una fotografía, pero yo no tenía nada qué contar de mi padre. Entonces empecé a hacer dramas antes de ir a la escuela, llorando te suplicaba que no me llevarás porque todos se burlaban de mí. En ese momento, decidiste que Shaina se hiciera cargo de mi educación. Estaba conforme con ello, Shaina es un tanto osca, pero es buena persona y la quiero mucho. Las cosas marcharon muy bien durante esos años, en los que me convencí que no lo necesitaba.
Cuando cumplí 13 años, decidiste que ya era hora de volver a la escuela. Para ese entonces yo entendía más cosas de la vida, ya sabía que era obvio que tenía un padre (no nací de un huevo, mucho menos caí del cielo; era evidente que con alguien habías estado); me prometí nunca juzgarte, eres una mujer increíble, la más hermosa, bondadosa y amable que conozco, y sólo un idiota no querría estar contigo.
Ya en la escuela los problemas se reanudaron. Cuando se supo que no tenía padre, me volví la comidilla de todo el mundo o por lo menos de la mayoría. Se comentaban decenas de cosas: que mi padre te abandonó, que era un irresponsable, que habías sido una ingenua, que no supiste retenerlo, que él jamás nos quiso, incluso hubo quien se atrevió a calificarte como una cualquiera; y otras tonterías. Yo tenía mucha rabia contra ÉL y la única forma de descargar esa rabia acumulada era desquitarme con aquel que osara hablar de nosotros.
Naturalmente, me duele verte sufrir por mis actos; pero no puedo dejar las cosas así. Pero me he jurado que si algún día lo encuentro, le demostraré que hay un verdadero hombre a tu lado dispuesto a quererte incondicionalmente, protegerte y jamás abandonarte. Ese día, ÉL, ese "otro", aprenderá que YO soy el único que merece estar en tu vida.
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Apenas su madre había salido de viaje y ya estaba metido en líos. Aquella noche Koga daba vueltas en la cama, jugueteaba la piedra de su colgante con los dedos; estaba muy inquieto por lo sucedido, esa tarde su insolencia llegó a un punto muy lejano. En toda su vida, jamás había tenido un problema con Shaina, ella era su maestra, amiga y. en algunas ocasiones, su consejera y confidente, en conclusión era prácticamente su segunda madre. Le tenía un cariño sincero y estaba consciente que era recíproco. Sin embargo, esa tarde hizo lo impensable: tuvo una discusión con ella y osó gritarle.
Todo sucedió en su clase de esa mañana. -¿Qué traes ahí?- preguntó ella- ¿Acaso es el colgante de tu...
-Sí, de mi madre, me lo dio para que la tuviera siempre presente.
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Nada será igual
FanfictionSeiya y Saori eran prácticamente la pareja perfecta; estaban muy enamorados y, a pesar de las adversidades, ya hacían planes para su vida juntos. Sin embargo, el tiempo, la distancia y otras situaciones los separaron. Ahora, las cosas han cambiado y...