Capítulo VII - Una cita

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No puedo negarlo. Cada vez que ella está cerca de mí, siento cómo mi corazón se me sale del pecho. Jamás en mi vida sentí algo así. Está en todos lados, no dejo de pensar en ella, hasta en mis sueños aparece. Lo que ella despierta en mí a veces me asusta, porque siento que puedo hacer muchas locuras (como haberme quedado aquí sólo por haberla saludado una vez), pero también me gusta sentirme así. Con ese sentimiento cálido en mi pecho; con esa motivación de levantarme todos los días para verla y, si tengo suerte, cruzar algunas palabras con ella.

El problema de todo es que no sé cómo actuar. No puedo controlarme cuando está cerca de mí. No me puedo concentrar, mis manos me sudan, no hablo con claridad, me tiemblan las piernas. Quisiera encontrar la seguridad que siempre me sobra para hacer las demás cosas, y tener el valor de hablarle claro y hacerle saber todo lo que provoca en mí... pero no puedo. Siempre termino haciendo algo mal.

Lo peor de todo el asunto es que ese tipo, su ex novio, ya regresó y estaban tan juntos y contentos. Tuve tantas ganas de acercarme a él y partirle la cara; aunque no puedo meterme en problemas si es que no quiero terminar en una escuela militar del otro lado del mundo. Además, para empeorar la situación, ese chico me pareció tan agradable. No culpo a Yuna por querer estar con él, y más si un tonto como yo es la competencia de Ryuho.

No podría describir lo que sentí cuando los vi juntos, esa mezcla de rabia y desilusión. Qué tonto soy, nunca pensé que esas cosas cursis podrían pasarme. Y es que tengo tantas ganas de romper este silencio, de dejar de soñar despierto... pero cuando estoy cerca de ella, me pierdo en sus hermosos ojos azules, escuchó su voz y me imagino lo perfecto que debe ser su tacto y entonces me desmorono y pierdo el control.

Ahora suspiro sin saber qué hacer. Me gustaría pedirle un consejo a mi madre, pero sé que pondrá el grito en el cielo cuando se entere de que me gusta una chica; siempre nos hemos celado mucho y para ella sería un golpe muy duro darse cuenta que ya no soy el niño que ella cree. Con Shaina y Tatsumi, a pesar del cariño y la confianza, me da mucha pena preguntarles cómo hacerlo. A veces me gustaría tener un pa... no, no, no... ¿qué estoy pensando? No lo necesito, ni para esto ni para nada. Para dar un buen consejo están mis amigos, como Soma que, a su manera, me dijo qué hacer y hasta me llevó con su novia.

Bueno, él ahora no está de muy buen humor conmigo. Creo que no debí contarle sobre la chica del parque: Aria. No sé por qué pero también pienso mucho en ella. Lo que esa chiquilla despierta en mí es parecido pero al mismo tiempo diferente de lo que Yuna me hace sentir. Con Yuna no me costó descubrir que me gustaba mucho; pero Aria es diferente, hay algo muy extraño que ella me hace sentir. No sé qué es. Es un sentimiento también cálido, no sé... me recuerda a algo, algo muy lejano (como parte de un sueño que se pierde al despertar); pero no puedo precisar qué es.

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-Entonces tú pusiste en la 5...ajá... y en la 7...- decía Soma mientras miraba la tarea de Koga. Estaban en el salón de clases, y su amigo estaba copiando sus resultados de la tarea de matemáticas unos minutos antes de entregarla (poco antes de que terminara la clase). Afortunadamente se sentaban en las filas de atrás y no podían verlos.

-Soma...Soma... Deja de copiarme ¿no que estás enojado conmigo?- le preguntó, desde que le contó sobre Aria estaba muy serio con él.

-En primer lugar, no estoy copiando, estoy comparando tus resultados con mis respuestas en blanco. En segundo lugar, no estoy enojado, sólo estoy sentido porque me ilusionaste en vano.

-Shhh... hablas como si nosotros fuéramos "más que amigos".

-¡Cállate! ¡¿Qué diría mi chica?!... Además no eres mi tipo...

Nada será igualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora