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Matheo

—Entonces, ¿dejaste de hablar conmigo porque no me abrí de piernas? —Sonó consternada.
Me puse de pie y la miré a la cara.

La habitación dio vueltas conmigo y entonces le di un buen vistazo a la tristeza en su cara y eso me molestó. Se movió hacia adelante y sentí mi columna ponerse rígida.

Se quedó de pie allí, mirándome como si estuviera intentando ver mi secreto oculto. Éste se hallaba allí, justo debajo de la superficie, y me puso incómodo teniéndola mirando tan de cerca.

—¿Viniste a intentarlo de nuevo? ¿Quizá no te pongas nerviosa cuando tengas un orgasmo esta vez?

Fue como una bofetada en su cara. Supe que lo serían cuando las palabras bajaron por mi lengua. Sus ojos se llenaron con lágrimas y sentí a mi corazón pincharse. Agitando su cabello en mi cara, se dio la vuelta para marcharse, pero lastimarla me hizo daño y quise disculparme en el acto.

Alargué la mano y la agarré del brazo y se volvió para enfrentarme. Una disculpa estaba esperando en el borde de mis labios, pero entonces ella bajó la mirada a mi brazo y sus ojos se abrieron de par en par. Seguí su mirada y vi que estaba mirando mi tatuaje de caramelo.

—¿Qué es eso? —Levantó mi brazo. Lo aparté y me crucé de brazos.

—¿Es un caramelo? —Señaló a mi brazo—. ¿Por qué te tatuarías un caramelo en el brazo? —Su expresión cambió y vi un poco de esperanza filtrarse en sus ojos—. ¿Es... te lo hiciste por mí?

¡Maldita sea si no lo hice por ti! Quise decir. Sí, estaba borracho cuando lo hice. Seguro, estaba completamente fuera de sí, pero dicen que un hombre borracho nunca miente y tuve un momento de honestidad cuando me marqué con el símbolo por Desiree. Siempre estaba debajo de mi piel. ¿Por qué no ponerla sobre mi piel también?

En vez de ceder, profundicé más en el modo de imbécil.

—Oh, Dios, aquí vamos. Adelante, caramelo. Conviértelo en algo que no es. Ve a decirles a tus amiguitos sofisticados que el chico de basura del otro lado de la ciudad está muy enamorado de ti y se puso un tatuaje debido a eso.

Lo hice sonar como si fuera una broma, pero en realidad, era la verdad... era la verdad y apestaba.

—Eres un idiota. No sé qué me hizo pensar que alguna vez me podría enamorar de alguien como tú. —Sus palabras alcanzaron mi pecho y apretó mi corazón con un puño de hierro—. ¿Por qué haces eso? ¿Por qué me das algo fantástico y luego me lo arrebatas? ¿Qué se necesita para que admitas sólo una vez que sientes que soy algo importante para ti? ¡Sólo una vez! —Una lágrima se deslizó por su mejilla—. Eres la única persona en el mundo que quiero que sea importante, pero te niegas a darme un minuto de ese sentimiento.

Me quedé allí de pie y la escuché sin pronunciar palabra. Había dicho todo menos admitir que estaba enamorada de mí. Cualquier cosa que haya estado listo para decir se quedó atrapado en el fondo de mi garganta.

Levantó los brazos con frustración.

—No voy a mentir. Sí, pensé que el caramelo se debía a mí, pero sólo porque me llamas caramelo. Una parte de mí esperaba que te hayas hecho ese tatuaje como recuerdo de una chica por la que estás loco, pero ahora lo sé. Eres incapaz de tener sentimientos al parecer. Así que no te preocupes porque haya tenido una idea equivocada. ¡Sé cuál es mi lugar en tu vida y está justo por debajo de tu guitarra, tu auto de mierda, y alguna zorra que te follaste la semana pasada, y las drogas!

Me quedé sorprendido por la vehemencia de su voz. Las palabras que ella dijo no pudieron haber sido más falsas, pero estaría mal admitir tales sentimientos por ella.

Diablos, sí, marqué mi cuerpo con su aroma, pero había sido marcado mucho antes que el tatuaje. Obtuvo un lugar en mi cuerpo así como en mi corazón y alma, pero nunca sería tan cruel como para admitirlo.

Moriría antes de atraparla y hacerla una prisionera en mi mundo. Desiree se entregaría completamente y me di cuenta que se dirigiría con toda su fuerza dentro de mi infierno sin pensar en las consecuencias. Lo supe porque quería hacer lo mismo cuando se trataba de ella, pero uno de nosotros tenía que ser inteligente.

Ella tenía un futuro, con la universidad y trabajos bien remunerados. Tenía un futuro de esposos ricos y hermosos bebés con resplandecientes ojos bonitos y piel perfecta. Yo no podía ofrecerle más que una vida de salario mínimo con los ocasionales viajes de cumpleaños a McDonald's. Nunca me lo perdonaría si le arrebatara su futuro.

Se dio la vuelta para alejarse y sin pensarlo dos veces corrí hacia ella. Mi cuerpo presionó su esbelta figura al empapelado cubierto de rosas en la habitación de la madre de Hugo. Sus ojos se llenaron con enojo y horror. Intentó empujarme y liberarse, pero la agarré por las muñecas y la sujeté con más fuerza contra la pared. Supe que estaba actuando mal. Sabía de su irracional temor de ser subyugada, pero se sentía tan malditamente increíble y había estado soñando con sentirla de esta manera por toda la semana.

Es triste cuando te das cuenta que con sólo estar cerca de alguien a quien amas es más que suficiente. No es sexo, sólo un momento de cercanía; la sensación de la subida y bajada de su respiración contra mi pecho, las bocanadas de respiración calientes cuando golpeaban mi mejilla y labios. Eso era suficiente cuando se trataba de Desiree.

—No sabes nada de lo que quiero o siento. Así que hasta que lo hagas, te sugiero que cierres la boca. —Volvió a luchar por liberarse, y su lucha empujó su cuerpo más cerca.

—¿Por qué me odias tanto? —Las lágrimas se atascaron en su garganta. Sus palabras me rasgaron las entrañas.

—No sabes de qué demonios estás hablando.

—Entonces dime. Explícamelo ya que no tengo idea. Todo lo que sé es que me miras como si fuera nada y eso está validando el hecho de que eso es exactamente lo que soy... nada.

Contuvo las lágrimas. Su rostro se distorsionó con el esfuerzo, pero pude verlas queriendo bajar por sus mejillas. Intentó nuevamente liberarse, pero no podía dejar que se fuera de esta manera. Estrellé mis palmas contra la pared enojado y me presioné contra ella con mi cuerpo. Mis brazos eran como barras sosteniéndola dentro mientras intentaba presionar mis palmas a través de la pared a cada lado de su cabeza.

Dio vuelta a su cabeza hacia un lado como si no pudiera mirarme. Quise ver sus ojos. Quise ver dentro de ella una última vez. Pasé mis dedos contra su mejilla e incliné su rostro hacia mí con la punta del dedo. Cerró los ojos para dejarme afuera.

—Mírame. —Mi voz fue un peligroso susurro.

Me sentía peligroso. Sentí que estaba a punto de explotar en un millón de trozos. Ella no tenía idea cuánto significaba para mí en tan poco tiempo y me enfadaba que estuviera haciendo suposiciones.

Sus ojos se abrieron de par en par y miró en los míos. Estaba tan cerca de ella. Lo bastante cerca como para poder ver las manchas verdosas en sus irises marrones. Su caliente respiración se apresuraba a mis labios y apreté los dedos contra su barbilla.

—Nunca conocerás lo más profundo de mi ser, así que no intentes explorar tan hondo. Te perderás y no sobrevivirás. No finjas entender mis sentimientos y emociones. La mitad del tiempo no los tengo, de todas maneras, pero cuando se trata de ti, son ilimitados, lo cual es más peligroso. No te miro como si fueras nada. Te miro como si lo eres todo, porque lo eres, y odio eso jodidamente.

La miré a la cara y mi íntima mirada hizo que detenga su escape. Y entonces me sorprendió apoyándose sobre la punta de los pies y presionando sus suaves labios contra los míos en la manera más inocente pero aun así provocativa. Me dejó drogado como nunca antes lo había estado. Ninguna cantidad de drogas podía equipararse al ardor que latía a través de mi sangre ante el toque de sus labios. Cerré los ojos, la acerqué más a mí, y le devolví el beso.

Mierda, eres mi deseo. (Dark Passion 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora